Al concluir la sexta jornada del juicio por el homicidio de de Lucio Abel Dupuy, ya pasaron por la sala de audiencias del Centro Judicial de Santa Rosa 23 testigos del más de centenar que está citado. Hoy declararon durante seis horas y media una vecina, una perita y un jefe policial.
Por el crimen del niño de cinco años, ocurrido el 26 de noviembre del año pasado, están acusadas su madre, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigail Páez.
El Tribunal de Audiencia que lleva adelante el proceso está conformado por la jueza Alejandra Ongaro, en su calidad de presidenta, y sus pares Daniel Sáez Zamora y Andrés Olié.
Hoy también estuvieron presentes, por el Ministerio Público Fiscal, las fiscales Verónica Ferrero y María Mónica Rivero; por el Ministerio Público de la Defensa, las defensoras oficiales María Silvina Blanco Gómez y Paula Arrigone y el defensor público Pablo De Biasi, representando a Páez y Espósito Valenti, respectivamente; y las asesoras de Niñas, Niños y Adolescentes, Graciela Massara y María Gabriela Manera.
Además la querella particular, en nombre del padre de Lucio, Christian Dupuy, está encabezada por el abogado José Mario Aguerrido.
La primera testigo del día fue una vecina que vivía en la misma cuadra que las acusadas. Ella declaró a pedido de la fiscalía y se refirió a un procedimiento policial en su vivienda. Además contó qué se decía en el barrio cuando se produjo la muerte de Lucio y respondió preguntas sobre si conocía al niño y a las imputadas.
Dibujos y perfiles psicológicos.
Posteriormente testificó una perita psicóloga propuesta por la querella. Ella ya había presentados dos informes durante la etapa de investigación preliminar. Uno referido a una serie de dibujos de Lucio. Por eso, en el debate, explicó ante el Tribunal el significado de esas imágenes –mientras se observaban en una pantalla– a partir de preguntas del querellante y de la fiscalía.
Las defensas, por su parte, quisieron conocer con qué criterios seleccionó unos dibujos y no otros; cómo supo que fueron hechos efectivamente por la víctima y a qué época pertenecían.
Ese informe fue refrendado también por un psicólogo de la Oficina de Atención a la Víctima del Delito y a los Testigos, dependiente del Ministerio Público Fiscal, cuyo testimonio fue desistido al comienzo de la jornada. Blanco Gómez, ante el desistimiento, solicitó que el informe del profesional no se incorpore por lectura como prueba al final del proceso. Ongaro le contestó que el planteo será resuelto oportunamente.
El otro informe de la perita –que habló durante algo más de dos horas– estuvo relacionado con el perfil psicológico de Espósito Valenti y Páez. Lo redactó a partir de material que recibió de sus colegas forenses, de mensajes de Whatsapp entre las imputadas y de contactos con la familia paterna de Lucio, ya que ninguna de las imputadas aceptó entrevistarse con ella.
En ese lapso del juicio, y mientras preguntaban las defensas, hubo varias interrupciones porque la fiscalía y la querella objetaron algunas de las consultas. La presidente del Tribunal debió intervenir en distintas ocasiones para aceptar o rechazar esas oposiciones. ¿Adónde apuntaron los interrogantes de Blanco Gómez y De Biasi? A saber en base a qué estudios o bibliografía la experta extrajo las conclusiones que volcó en su informe.
Filmaciones, mensajes y audios.
El último testimonio fue el del jefe policial y giró, en un primer momento, en torno a un resumen de las filmaciones obtenidas por cámaras ubicadas en las inmediaciones de la casa de las imputadas y en el lugar de trabajo de Espósito Valenti.
El oficial, a medida que iban exhibiéndose las imágenes, explicó a qué días y horarios, a qué lugares correspondían y a qué personas pudieron identificarse en ellas.
Luego, y siempre a requerimiento de Ferrero, leyó durante dos horas y media una serie de frases escritas en redes sociales por las acusadas y de mensajes que ambas se enviaron por Whatsapp. Incluso se escucharon audios de Páez y Espósito Valenti.
En ese contexto, cuando el policía llevaba casi una hora declarando, las dos pidieron retirarse del recinto y siguieron escuchando la declaración por los parlantes ubicadas en un par de salas contiguas. A las 15 finalizó su extensa testificación. Y sin que las acusadas regresaran a la sala, concluyó la jornada.
El debate continuará mañana y el viernes desde las 8.