viernes 29, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

La historia de Milagros Trejo: Nació con síndrome de Vacterl, es patinadora y desafía los límites

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La niña nació con el síndrome de Vacterl, una malformación congénita. A los 11 años practica dos disciplinas de patinaje artístico y deslumbró en los II Juegos Sudamericanos sobre Ruedas.

Milagros Trejo nació con el síndrome de Vacterl, una enfermedad congénita que le produjo malformaciones en la columna y en distintos órganos. María y su marido aceptaron ser su familia “de abrigo” y de forma transitoria, dado que la mamá biológica padecía un trastorno psiquiátrico. El juez, de todos modos, le había advertido a la pareja que no podía adoptarla bajo esas condiciones.

Pese a todo lograron hacerlo cuando tenía tres años y medio, luego de una enorme cantidad de trámites y un largo proceso burocrático. También tuvieron un golpe de suerte, ya que la familia de sangre rechazó la revinculación para cuidar de Milagros y desde el Juzgado decidieron darle a la niña la oportunidad de vivir en su nuevo hogar. “Suena crudo, pero por la discapacidad que tiene los trámites fueron rápidos, si tuviera las dos piernas seguiría dando vueltas”, comentó María.

Desde ese entonces, y tras muchas entradas y salidas de los hospitales, atravesando tres intervenciones críticas para mejorar su calidad de vida; se afianzaron como familia poniendo -literalmente- todo el cuerpo. “Hace 3 años que se operó y le dieron el alta definitiva para hacer lo que ella quisiera. La expectativa de movimiento era del 40% y ahora es del 95%. La recuperación iba a demorar cuatro meses y a los 90 días ya se deslizaba con el andador”, señaló.

Mientras practicaba fútbol y equitación, Milagros conoció el patinaje artístico: “Lo practico hace 5 años, mi tía me regaló los patines y desde ese momento supe que quería hacerlo”, recordó la niña en diálogo con C5N.

Después de haber pasado por varios clubes, Mili encontró su lugar en el mundo de la mano de su profesora Claudina, en Independiente de Chivilcoy. “La sabe llevar y lo hace muy bien”, cuenta orgullosa su mamá.

Con entrenamientos de dos horas, cuatro veces por semana, Claudina no le teme al desafío que implica entrenar una niña como Milagros: “Los desafíos, en el caso de ella, van surgiendo a medida que le van saliendo cosas. Porque a mí se me ocurren 800 posibles cosas para seguir haciendo y para seguir trabajando en cuanto veo que le sale algo. Así que los desafíos van cambiando todo el tiempo”.

Mili nunca sufrió diferencias por su discapacidad, por el contrario, su familia cuenta que transitó una infancia sin violencias, tanto en el barrio como en el ámbito escolar: «Nunca le vieron la falta de la pierna, al igual que en patín. Siempre hizo las mismas actividades que los demás».

El hogar es la primera escuela, dicen. Héctor y María educan a Mili para que sepa defenderse en la vida, pero más que nada, para que se maneje con respeto. «Le enseñamos que no tiene rival, tiene que saludar a todos con una sonrisa. A ella le va a costar siempre un poquito más pero todo lo puede lograr, con paciencia, esmero y haciendo caso. Y eso de ‘si me caigo 500 veces, me levanto todas’. Le pedimos respeto hacia la gente«, contó María.

Hoy en día se traslada con andador, bastones y también usa una prótesis, que aunque le resulta incómoda es importante para evitar lesiones en la columna, según recomendaron los médicos. Tanto esfuerzo tuvo su recompensa: hoy, con sus 11 años brilla sobre ruedas patinando con una sola pierna.

Durante el mes de abril, Milagros participó de la segunda edición de los Juegos Sudamericanos sobre Ruedas en Brasil y Paraguay y, en la categoría de Adaptados se llevó todas las miradas. Con su coreografía emocionó a propios y ajenos, y despertó el aliento de todo el estadio.

Una deportista comprometida con su pasión y con la convicción de que puede llevar adelante su vida como cualquier persona, sin limitaciones: “Cuando sea grande quiero ser veterinaria. Yo les digo a todos que pueden hacer todo lo que se propongan. Nada es imposible”.

 

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