Argentina ocupa la principal posición en variables vinculadas al fomento público de la Inteligencia Artificial (IA), la gobernanza del proceso y la conformación de una nueva institucionalidad frente a los cambios que impone la irrupción de esta nueva tecnológica, destacó un informe sobre el desarrollo en América Latina en esa materia.
El Centro de Estudios Nacional de Inteligencia Artificial, una iniciativa del gobierno de Chile que obtuvo información de distintos organismos internacionales como la OCDE, Cepal, Unesco y fuentes públicas y privadas de los países de la región, analizó de manera cuantitativa las capacidades de los países de América Latina para adoptar y utilizar IA, informó en un comunicado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
El resultado indicó que la Argentina forma parte de los países líderes en la región por sus capacidades en inteligencia artificial junto a Chile, Brasil y Uruguay.
Asimismo, la lectura de la ficha específica sobre Argentina reportó que el país se ubica en el primer puesto en la categoría de fomento público a la IA como reconocimiento a las políticas públicas que se aplican para orientar la adopción de esa tecnología y producir aportes significativos desde su sector público y privado.
Actualmente, las políticas públicas de la Argentina tienen entre sus elementos más destacados al nuevo Programa de Promoción de Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos, impulsado por el MINCyT, el Ministerio de Economía y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).
El programa cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Argentina se propone invertir 35 millones de dólares para apuntalar los equipos de investigación a partir de proyectos de trabajo en red, desarrollos de aplicaciones con perspectivas de impacto en el comercio internacional y la sustitución de importaciones por medio de nuevos consorcios públicos privado.
Además, apunta al sostenimiento de las capacidades universitarias a partir de subvenciones y aportes económicos para desarrollar extensión, comprar equipamiento y formar nuevos docentes en el ámbito de las cátedras de informática, una iniciativa piloto que también procura retener a los profesores de informática.