La lista de candidatos a diputados del Frente Cambiemos está otra vez envuelta en una polémica. Antes de la interna abierta contra Carlos Javier Mac Allister, el entonces precandidato a gobernador Daniel Kroneberger, tuvo que bajar de su lista de precandidatos a legisladores provinciales a Fernando Perelló, quien había sido acusado por un presunto caso de abuso sexual ocurrido muchos años antes. Ahora, una comerciante santarroseña fue a la carga contra Mauricio Agón, que figura en tercer lugar en la lista de candidatos a diputados provinciales del Frente Cambiemos.
La mujer trajo al presente una denuncia que presentó contra el actual presidente de la Convención Provincial de la UCR en el año 2001, en la que lo acusó de estafa.
Por aquella causa, el propio Agón, el 26 de noviembre de 2008, aceptó su culpabilidad en un juicio abreviado y fue conminado a cumplir con tres años de trabajo comunitario. Más de diez años después, tras enterarse de su candidatura, la denunciante, Norma Niestempski, salió a escracharlo a través de un posteo en su perfil de la red social Facebook, en el que exhortó al Frente Cambiemos a no permitir que Agón se convierta en diputado provincial, publicó el diario La Arena.
«Personaje oscuro»
«Agón me arruinó la vida a mí y a mi familia, nos estafó, tuve que cerrar mi comercio en el 2000 «Caprice Bijou», ubicado en Avenida San Martín 125. Por eso la Justicia lo condenó por los delitos de estafa y falsificación de instrumento privado en 12 (doce) oportunidades y en ejercicio ilegítimo de una profesión (contador)», disparó.
En su escrito, Niestempski recordó que los jueces que firmaron la sentencia de la Cámara en lo Criminal 1 (Causa 385/02) fueron Eduardo Armando Olmos, Abel Rafael Depetris y Elvira Rosetti de González. «Estos jueces le otorgaron una suspensión del juicio a prueba, para que sepan, consiste en hacer un trabajo comunitario (nadie controla) y quedan sin antecedentes», se quejó.
La denuncia
La propietaria de Caprice Bijou había denunciado que Agón se hacía pasar como Contador Público Nacional cuando en realidad solo era estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLPam y que durante años fue su «clienta». La mujer aseguraba que le entregaban en mano el dinero para pagar IVA, Ingresos Brutos, obra social y otras obligaciones del comercio pero Agón nunca hizo los pagos, generándoles una deuda que se les tornó impagable.
«Con todo este desgaste tuvimos que cerrar las puertas del negocio, empezamos a vivir un calvario (…). Cerramos Caprice con todo el dolor del alma después de diez años de sacrificio.
Con mi familia nos tuvimos que exiliar por el dolor que todo esto nos produjo, nuestra vida se quebró, arruinó (…). Hoy en día tenemos una quiebra como consecuencia de las deudas que nos dejó dicha estafa», escribió en un largo texto.
«No lo podía creer»
«Hace 30 días, creo, me acabo de enterar que Mauricio Rubén Agón es candidato por el partido radical a diputado provincial. ¡No lo podía creer! Se vinieron a mi mente todos los recuerdos espantosos de lo que vivimos, originó en mí una terrible angustia y dolor ¡No lo podía creer! No lo podía creer!», repitió.
«Pido al radicalismo, al candidato a Gobernador que haga algo de corazón para que esto no suceda, se lo pido de corazón, de rodillas, como mamá, abuela, ciudadana y persona que esto no suceda. Que no representen quienes hicieron tanto daño y con antecedentes aunque tengan una suspensión del juicio a prueba. Basta de impunidad», escribió Niestempski, interpelando al propio Kroneberger.
«Nos mataron la vida y los sueños»
Luego que Norma Niestempski realizara su posteo en Facebook este diario realizó una búsqueda en su archivo digital. Así apareció un artículo del 12 de noviembre de 2008, una entrevista de este diario con los propietarios de Caprice Bijou.
Norma y su esposo, Carlos Raúl Ochoa, se habían acercado a la redacción de LA ARENA para advertir que la defensa de Agón había pedido la suspensión del juicio a prueba para evitar la realización de un juicio oral y público. «Sería una burla», decían, si se concretaba el dictado de una «probation» como todo castigo a la persona que consideraban un estafador.
Los denunciantes habían relatado a la Justicia que dos supuestos «contadores» recibían el dinero correspondiente a las obligaciones impositivas y previsionales del negocio, pero no lo liquidaban. La relación entre el estudio y Caprice se extendió entre 1994 y 2001. Recién siete años después notaron que los aportes e impuestos no ingresaban a la AFIP y a la DGR, ni a la obra social de sus empleados, Osecac. Para entonces, la AFIP había dado origen a una serie de embargos contra Ochoa y Niestempski.
«Llevamos ocho años de calvario. Fuimos de embargo en embargo. Nos mataron la vida y los sueños. Pero ahora resulta que estas personas, porque no tenían antecedentes, están pidiendo una segunda oportunidad. ¿Y a nosotros? ¿Quién nos dio una segunda oportunidad?», reclamaban en aquel noviembre de 2008 los dueños de Caprice Bijou.
La suspensión del juicio a prueba, más conocida como «probation», implica que el imputado de un delito (siempre que la pena prevista para el mismo no supere un determinado número de años) puede acordar con la Justicia la reparación del daño causado -aceptar la culpabilidad- a través de la realización, por ejemplo, de tareas comunitarias por un plazo determinado. Una vez concluido ese lapso, y habiendo cumplido lo acordado, la causa penal desaparece y el imputado sigue su vida sin antecedente penal alguno.
En el caso de Agón, el tribunal resolvió hacer lugar a la suspensión del juicio a prueba por el término de tres años, durante los cuales, el imputado no debía cometer nuevos delitos y cumplir con una serie de normas de conducta: fijar domicilio y no ausentarse sin conocimiento y permiso del tribunal, someterse al cuidado del Patronato de Liberados y realizar tareas a favor de las instituciones de bien público Guadalupe y/o María Magdalena.
La propuesta, que incluía un acuerdo para reparar el daño causado, fue aceptada por otras personas a las que también habían damnificado, aunque no por Niestempski y Ochoa.