La Fiscalía Penal confirmó que fue asesinada la chica de 14 años que fue encontrada muerta ayer en la Comunidad del pueblo wichi Misión La Cortada, en el pueblo de Coronel Juan Solá, en el norte salteño. Sin embargo, debido al avanzado estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo, aún no se pudo determinar si fue víctima de un delito sexual.
«El informe preliminar de la autopsia practicada a la menor de 14 años que fue encontrada sin vida este domingo tras permanecer desaparecida, reveló que su cuerpo presentaba notorios signos de violencia y hay dos personas demoradas por el hecho», informó el Ministerio Público Fiscal de Salta.
Detalló que el fiscal penal Gonzalo Vega, interino en la Fiscalía de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Tartagal, informó que la autopsia realizada este lunes al cuerpo de la adolescente del pueblo wichi «reveló en forma preliminar que presentaba notorios signos de violencia, lo que confirma que fue víctima de un delito».
La Fiscalía indicó que en el lugar donde se encontró el cuerpo se levantaron «numerosos indicios y, a partir de testimonios recogidos, se logró la aprehensión de dos personas que fueron las últimas que la vieron con vida a la menor y se solicitó al Juzgado de Garantías en turno su detención».
El fiscal explicó que el cuerpo fue encontrado en avanzado estado de descomposición, por lo cual se solicitaron estudios complementarios para determinar en forma fehaciente la causa y data de muerte. «No se descarta ninguna hipótesis y se esperan resultados de distintas diligencias solicitadas para esclarecer lo sucedido», sostuvo la Fiscalía.
Un familiar de la adolescente había denunciado su desaparición el viernes último. La chica vivía en la comunidad wichi Misión El Chañar, vecina de Misión La Cortada, en el pueblo de Coronel Juan Solá, más conocido como Morillo, por la estación del tren que otrora corría por este territorio.
El cuerpo de la chica fue encontrado en la tarde del domingo. Según trascendió, la adolescente no estaba a cargo de sus padres.
Droga e inseguridad
Aunque tiene alrededor de 4 mil habitantes, distribuidos en el mismo casco urbano y en su amplia zona rural, en el Chaco salteño, el pueblo de Morillo, sobre la ruta nacional 81, que comunica con Formosa, viene desde hace años experimentando un constante crecimiento de la inseguridad de la mano del consumo de drogas y alcohol y hasta la inahalación de nafta.
El nivel alarmante que alcanzó la problemática, motivó que en marzo de 2018 las comunidades se manifestaran reiteradamente pidiendo la intervención del Estado para frenar la venta de alcohol y de nafta incluso a niños. Como en cualquier pueblo chico, las comunidades tenían identificados a los «verdaderos culpables: comerciantes y mercaderes que se enriquecen a costa del vicio de nuestros jóvenes y niños”, y pretendían que el Estado tomara medidas para evitar esta situación.
En julio del año pasado, luego de que un grupo de jóvenes indígenas atacara a policías, dirigentes indígenas difundieron un pronunciamiento en el que recordaron que “ya hace tiempo» sus ancianos «advertían sobre las consecuencias del alcoholismo en nuestros jóvenes y niños”.
«Con la venta de drogas y la inhalación de nafta y otros productos, observamos comportamientos mucho más violentos y desafiantes, que requieren procedimientos distintos, que ‘curen de las adicciones’ a los consumidores, y pacifiquen los ánimos de familiares y autoridades policiales”, indicaron.
Como respuesta a estos requerimientos de las comunidades, el Ministerio de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social de la provincia realizó encuentros con las autoridades comunales, y la Policía de Salta llevó a cabo talleres de prevención. Pero los dirigentes indígenas aseguran que la problemática que combina drogas, alcohol, nafta y violencia continúa.