Schejne María Laskier de Rus, conocida como Sara Rus, madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y sobreviviente del Holocausto, falleció esta madrugada luego de una intensa vida de lucha y compromiso con los derechos humanos, y sus restos serán sepultados mañana, cuando hubiera cumplido 97 años, en el cementerio Israelita de la localidad de La Tablada, en el partido bonaerense de La Matanza.
Natalia Rus, hija de la dirigente, confirmó a Télam que «mamá falleció esta madrugada» y eligió «no hablar demasiado porque estamos muy tristes, y haciendo trámites».
Por decisión de la familia no se realizará velatorio y la despedida final será directamente mañana en el cementerio israelita de La Tablada, donde está prevista una pequeña ceremonia en honor a la mujer que sufrió dos genocidios y que se convirtió en un ícono de la lucha que libró el movimiento de derechos humanos que se enfrentó con la última dictadura cívico militar.
Sara Rus fue víctima del nazismo y luego, con la llegada de la dictadura en 1976, se convirtió en una de las tantas madres que iniciaron la búsqueda de sus hijos, detenidos desaparecidos en medio de la represión ilegal desatada por el régimen.
Daniel Lázaro Rus, su hijo, fue secuestrado en 1977 en las inmediaciones de una de las sedes de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde cumplía con sus tareas laborales.
Sara Rus nació en Polonia en 1927 en la ciudad de Lodz, y a los 12 años la trasladaron junto a su familia al gueto de esa ciudad, en el contexto de las deportaciones masivas ordenas por los agentes del Tercer Reich que habían ocupado el país.
Más tarde, los nazis la internaron en el campo de concentración de Auschwitz, y por último fue llevada a Mauthausen, lugar donde fue liberada por las tropas aliadas al final de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando finalizó la contienda bélica, Sara y su esposo Bernardo (a quien conoció en uno de los campos de concentración) emigraron a la Argentina con la ilusión de iniciar una nueva vida, y tuvieron dos hijos, Daniel y Natalia.
Pero el 15 de julio de 1977, el terrorismo de Estado le arrebató a Daniel, quien resultó detenido cuando le faltaban cuatro meses para finalizar la beca que le habían otorgado, y ante el secuestro de su hijo, inició una búsqueda que la llevó a iniciar innumerables gestiones a nivel nacional e internacional.
Además de ser miembro de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Sara Rus también integró la Asociación Sobrevivientes de la Persecución Nazi, y su figura se convirtió en un ejemplo por su persistencia en la búsqueda por la Verdad y la Justicia.
El año pasado, el Estado nacional reparó el legajo de su hijo Daniel, donde consta que el motivo de la desvinculación laboral tuvo que ver con haber sido víctima del terrorismo de Estado.
La constancia fue entregada a su madre el 10 de octubre pasado, en un acto realizado en el auditorio del Centro Atómico Constituyentes, con la presencia de funcionarios, dirigentes sindicales y organizaciones de derechos humanos.
Apenas se conoció la noticia de su fallecimiento, referentes de distintos sectores recordaron la figura de Sara, y desde la cuenta de Abuelas de Plaza de Mayo escribieron: «Despedimos con tristeza a Sara Rus, Madre de Plaza de Mayo y sobreviviente de Auschwitz».
«Llegó a la Argentina en 1948 y en 1977 la dictadura desapareció a su hijo Daniel. ¡Hasta siempre compañera! Seguiremos haciendo memoria para que los crímenes contra la humanidad cesen», publicaron desde la entidad.
En tanto, el juez federal Daniel Rafecas escribió en su cuenta de Instagram: «Hoy partió Sara Rus. A sus casi 97 años, fue una luchadora formidable toda su vida, hasta su último aliento. Nacida en Lodz, Polonia. A sus 12 años sufrió la invasión nazi, y la deportación a Auschwitz y otros campos, de los que pudo sobrevivir junto con su mamá. Inmigró a la Argentina, formó una familia, tuvo dos hijos, Naty y Daniel, este último, físico nuclear de la CNEA, que fue secuestrado durante la última dictadura y permanece desaparecido».
«Sara fue y será siempre un ejemplo de dignidad, de búsqueda, de perseverancia, pero también de amor, de solidaridad, de vida. El mundo será un poco más hostil a partir de hoy. Se nos fue Sarita, una JUSTA con mayúsculas. Su testimonio habrá de continuar en todos los que tuvimos el privilegio de estar cerca de ella… @nataliaines.rus querida hermana del sabes que estamos con vos, José y las chicas en estos momentos de dolor…», finalizó el magistrado.