Así lo determinó una nueva encuesta realizada en Latinoamérica que indicó además que el 81% de los argentinos sostiene que las empresas que no traten a las personas con respeto y dignidad no deberían recibir créditos.
El destino que le dan los bancos a sus inversiones importa y mucho, según confirma una encuesta realizada en Latinoamérica en la que casi el 60% de los argentinos señala que daría preferencia a una entidad financiera que use su dinero en acciones sociales y medioambientales. En la misma línea, la mayoría de los consultados considera que las empresas que no traten a las personas con respeto y dignidad, no deberían recibir créditos.
El 49% de los argentinos encuestados dice que optaría por un banco que contribuyera de alguna manera con la sociedad, contando con esa información previamente, mientras que otro 9% incluso asegura que cerraría su cuenta si se enterara de que su banco invierte en acciones contrarias a sus principios. En tanto, otro 32% destaca que su prioridad tiene que ver con los precios y los cargos bancarios aunque podría considerar opciones sostenibles.
Sobre las posibilidades del banco de otorgar préstamos, el 81% de los argentinos sostiene que las empresas que no traten a las personas con respeto y dignidad no deberían recibir créditos. Además, el 78% coincide en que hay que castigar financieramente a las compañías que no cuidan el medioambiente.
Del mismo estudio surge que siete de cada diez argentinos piensan que los bancos deben informar sobre el uso que hacen de su dinero, clave para la toma de este tipo de decisiones. Sin embargo, el 37% cree que sus bancos no comunican de forma clara y transparente cómo utilizan los recursos financieros de los clientes.
La mirada latinoamericana
La encuesta fue realizada en seis países de América Latina y forma parte del libro electrónico Finanzas Verdes: Guía de financiamiento sostenible para América Latina, publicado en febrero de este año por Sherlock Communication. Los clientes de Latinoamérica afirman que la política de inversión de su banco es el elemento más importante de sus credenciales de «finanzas sostenibles».
Cuando se les pregunta qué esperan de un banco que afirma ser sostenible, el 43% dice que la claridad en relación a la política de inversión del banco es fundamental, más que cualquier otro componente.
A nivel regional, ocho de cada diez aseguran que las entidades financieras deberían informar a sus clientes sobre cómo utilizan los fondos depositados. Sin embargo, solo el 28% de los que respondieron a la encuesta en seis países cree que sus bancos ya proporcionan datos claros. Sólo el 6% de los consultados en América Latina declararon que no les importa cómo los bancos invierten su dinero.
En cuanto a lo que las políticas de inversión de un banco deberían incluir, los latinoamericanos manifestaron un fuerte apoyo a impedir a los bancos conceder créditos a empresas que tengan un impacto social y medioambiental negativo. Por su parte, el 74% está de acuerdo con la afirmación de que «bloquear el crédito es una buena forma de exigir un mejor comportamiento a las empresas».
Los temas más sensibles
La gran mayoría de los participantes del relevamiento afirma que se debería cortar el crédito a las empresas vinculadas al crimen organizado (80%), a las que causan desastres medioambientales (79%) y a las involucradas en trabajo infantil (78%). Aunque no son los únicos casos: el 58% desearía que se prohibiera el crédito a las industrias de plástico desechable y el 49% cree que sus bancos no deberían financiar a empresas petroleras.
La posible buena noticia para los bancos que están adoptando -y comunicando- tales políticas de inversión alineadas con gestión medioambiental, social y empresarial es que podrían beneficiarse por la llegada de nuevos clientes.
Más de la mitad (52%) de los encuestados latinoamericanos afirma que en su elección de cuenta bancaria influyeron los resultados socioambientales de la institución financiera y el 75% declara que «cambiaría de banco si conociera otra institución con mejores reconocimientos y verificaciones de sostenibilidad».