El acto de entrega de medio centenar de dos programas habitacionales en Eduardo Castex, tuvo momento de alto voltaje emocional. Adjudicatarios con lagrimas en sus ojos, familias abrazadas con sus miradas al cielo, y un niño -de 11 años- que habló –junto a su madre- en representación de los adjudicatarios.
Irineo fue el niño, que con la camiseta de un club santarroseño, se acercó al atril para leer un texto, que supuestamente redactó –junto a sus padres- en las jornadas previas.
“Con mis papas tenemos el corazón repleto de alegría porque hoy nuestra vida va a tener otro sentido”, comenzó expresando el niño, que rápidamente despertó la mirada sorprendida de funcionarios y vecinos.
“Hoy vamos a comenzar a vivir una especie de felicidad que todavía no hemos experimentado, pero si soñado…tener nuestra casa propia, tener nuestro hogar”, añadió con emoción.
“Siempre mis papas han trabajado, pero nunca han podido llegar a tener la casa propia, por mas esfuerzo que se haga. Hoy somos beneficiarios de una y estamos felices”, concluyó.
Seguidamente, la madre Joanna Algañaraz agradeció a las autoridades la posibilidad que brindaron de acceder a una vivienda propia, y se comprometió “a cuidarla y a pagarla, que es muy importante así más castenses tienen esta gran posibilidad que hoy nosotros tenemos como familia”.
“Hoy las palabras sobran porque siempre, lo que siempre una madre y un padre sueñan, es tener un techo propio para nuestros hijos, y hoy le podemos decir a Irineo que nuestro sueño se cumplió”, concluyó.