viernes 7, noviembre, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

De la atención a la intención: cómo la IA aprende a preguntarnos antes de que pensemos (*)

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Ia ilustracion persona robot 2noviembre2025

El nuevo poder invisible que moldea nuestra curiosidad —y por qué la educación debe reclamarla

Durante años, los algoritmos jugaron un solo juego: captar nuestra atención. Clics, notificaciones, vídeos infinitos. Todo valía para retenernos. Pero esa economía —la del ojo atrapado, el dedo que desliza, la mente distraída— está mutando. Hoy, la inteligencia artificial ya no busca solo miradas: busca intenciones.

La autora e investigadora Shuwei Fang, Directora Asociada de Medios de Comunicación y Desinformación en Open Society Foundations y miembro del Shorenstein Center de la Harvard Kennedy School —donde lidera iniciativas sobre IA, medios y tecnología— advierte que:

«Estamos presenciando el crepúsculo de la economía de la atención tal como la conocemos, y el nacimiento de la economía de la intención.»
 — Shuwei Fang, Shorenstein Center, 2025

Del clic al impulso: la era de los arquitectos de la intención

Si la economía de la atención vendía anuncios, la de la intención diseña deseos.
Los nuevos sistemas de IA —desde los asistentes conversacionales hasta los motores de recomendación— ya no esperan que preguntemos: nos promptean.

Cada vez que un asistente como ChatGPT o Google Gemini nos sugiere “¿Querés que te dé ideas?”, “¿Querés que genere una versión para Instagram?”, “¿Querés que lo resuma?”, orienta nuestra curiosidad.
programa nuestra atención.
Nos empuja sutilmente hacia un tipo de pregunta, una dirección cognitiva, una forma de pensar.

Y lo hace con un nuevo disfraz: una IA antropomorfizada, capaz de personificar de manera convincente a un ser humano de carne y hueso.
Nos produce empatía —algo de lo que ella carece—, pero precisamente ahí reside su poder. Cuanto más cercana parece, más fácil resulta que confiemos, que aceptemos su guía, que cedamos la iniciativa de preguntar.

¿Qué significa esta mediación algorítmica en nuestras vidas?
Esa es la pregunta de fondo que Fang plantea: si las máquinas aprenden a anticipar nuestros deseos, ¿Cuánto de nuestra curiosidad sigue siendo realmente nuestra?

Ese fenómeno es lo que Fang denomina el “grafo de curiosidad”: una red invisible que mapea no lo que sabemos, sino lo que todavía no sabemos que queremos saber.
La infraestructura que aprende a anticipar la pregunta.

Podríamos decir que si la atención fue la moneda del siglo XX, la intención es el nuevo oro cognitivo del siglo XXI: el deseo antes del deseo.

La curiosidad en cautiverio

Ese cambio tiene consecuencias profundas.
Si antes la atención era una batalla por captar segundos de mirada, la intención es una disputa por diseñar la dirección del pensamiento.
Y ahí es donde la educación entra en escena.
Porque quien controla la pregunta, influye en el aprendizaje.

En este nuevo ecosistema cognitivo, educar consiste también en enseñar a detectar los caminos cognitivos que la tecnología nos propone, a distinguir entre una pregunta propia y una inducida.

La alfabetización en IA no se reduce a aprender a usar herramientas, sino, sobre todo, a entender cómo nos usan.
Saber cuándo una sugerencia algorítmica es una ayuda y cuándo es una conducción.

“Cuando la curiosidad se terceriza, el pensamiento se vuelve predecible.”
 — (suelo repetir en mis clases ante pares de ojos repletos de perplejidad).

El desafío de la pedagogía de la intención

El aula del futuro no competirá contra las pantallas: las reinterpretará.
En lugar de luchar por la atención, los educadores deberán enseñar a hackear la intención:

-A identificar los prompts que moldean la mente.

-A recuperar la pregunta como territorio propio.

-A convertir la curiosidad en una forma de autonomía.

Fang lo resume: el contenido ya es un commodity; el valor está en la arquitectura que dirige nuestra curiosidad.
Y esa arquitectura —las interfaces, los modelos de IA, las plataformas— debe volverse objeto de estudio, para trascender el instrumentalismo reinante.

Reapropiar la pregunta

El cambio que vivimos es sociotécnico y civilizatorio.
La próxima frontera del poder será controlar nuestros impulsos de preguntar lo que la IA, sociotécnica y metatecnológica, nos proponga anticipatoriamente.

(*) Por Juan Pablo Neveu – Formador en IA Generativa

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