Hoy te voy a contar sobre el mindfulness y las pausas activas, el nuevo oxígeno de las empresas modernas.
En tiempos donde el estrés laboral se ha convertido en una epidemia silenciosa, cada vez más empresas están apostando por una solución que no requiere tecnología ni grandes inversiones: respirar, literalmente. El mindfulness y las pausas activas se consolidan como prácticas esenciales para mejorar el bienestar de los trabajadores, prevenir el agotamiento y paradójicamente, aumentar la productividad.
Durante décadas, el modelo laboral tradicional premió la hiperconectividad, la multitarea y las jornadas extensas. Sin embargo, estudios recientes revelan que este enfoque está agotando a los trabajadores. Según la Organización Mundial de la Salud, el burnout —síndrome de desgaste profesional— afecta a millones de personas en todo el mundo, generando ausentismo, baja motivación y problemas de salud mental.
Frente a este panorama, el mindfulness y las pausas activas emergen como herramientas simples pero poderosas. ¿Su propuesta? Detenerse, respirar, reconectar con el cuerpo y el presente.
¿Qué es el mindfulness laboral?
El mindfulness, o atención plena, es una práctica que consiste en observar el momento presente sin juzgar. En el entorno laboral, se traduce en ejercicios breves de respiración consciente, meditación guiada o simplemente en aprender a hacer una sola cosa a la vez.
Aplicado al trabajo, el mindfulness ayuda a:
-Reducir el estrés y la ansiedad.
-Mejorar la concentración y la toma de decisiones.
-Fomentar la empatía y la comunicación entre equipos.
-Prevenir el agotamiento emocional.
¿Y las pausas activas?
Las pausas activas son interrupciones breves durante la jornada laboral que incluyen movimientos físicos suaves, estiramientos, caminatas cortas o ejercicios respiratorios. Su objetivo es contrarrestar el sedentarismo, mejorar la circulación y despejar la mente.
En Argentina, por ejemplo, algunas empresas ya incorporan pausas activas cada dos horas, guiadas por profesionales de la salud o mediante aplicaciones que recuerdan al empleado que es momento de moverse.
Cómo incorporar estas prácticas en la oficina
No hace falta transformar la empresa en un centro de yoga. Basta con pequeños gestos:
–Respiraciones conscientes: Tomarse 3 minutos cada 2 horas para inhalar profundamente, sostener el aire y exhalar lentamente.
–Estiramientos simples: Movimientos suaves de cuello, hombros y espalda que pueden hacerse en el escritorio.
–Micro-meditaciones: Cerrar los ojos, observar la respiración y dejar pasar los pensamientos sin engancharse.
–Recordatorios visuales: Colocar frases o íconos que inviten a pausar y respirar.
–Espacios de pausa: Crear rincones tranquilos donde los empleados puedan desconectarse brevemente.
Muchas organizaciones están incorporando estas prácticas en su cultura. Algunas ofrecen sesiones guiadas de mindfulness, otras integran pausas activas en sus horarios.En Argentina, empresas del sector tecnológico y educativo lideran esta tendencia, reconociendo que el bienestar no es un lujo, sino una necesidad.
Una tendencia global con impacto local
Hoy, el mindfulness y las pausas activas no son una moda pasajera, sino parte de una transformación profunda en cómo entendemos el bienestar laboral.Respirar, moverse, pausar. Tres verbos que podrían cambiar la forma en que trabajamos. Porque a veces, para avanzar, hay que detenerse.
(*) Gabriela Pascal / Profesora en Meditación/ Instructora en Mindfulness

















