La pandemia de coronavirus dejó al descubierto fortalezas y debilidades de los sistemas de Salud del planeta. Es momento de que comencemos a trabajar colaborativamente a nivel mundial. Los límites geopolíticos deben desaparecer cuando se trata de preservar la vida.
Debemos trabajar en redefinir los sistemas de salud, y reorientarlos a una coordinación mundial del trabajo en telemedicina, Historia clínica digital e Inteligencia Artificial (IA), de esa forma dejaremos de pensar a los sistemas de salud actuales como pequeños satélites separados unos de otros, para así llegar a pensar en un sistema universal de redes integradas.
Podemos pensar en un sistema de intercambio de datos transfronterizo basado en la interoperabilidad y en una directiva común de protección de datos, por eso debemos trabajar colaborativamente en una red mundial de telemedicina que sirva de alimento a la IA, esto modificará radicalmente la manera en que concebimos al servicio de Salud en la actualidad. La Pampa comenzó este camino en el 2017, podemos replicarlo a nivel mundial.
TELEMEDICINA: RÁPIDA ATENCIÓN DE LA EMERGENCIA
El uso de la tecnología supera la principal barrera de accesibilidad al sistema de salud, que es la distancia de las localidades del interior a los centros de salud de alta complejidad.
La Telemedicina es una alternativa implementada por el ministerio de Salud de La Pampa, que favorece la atención rápida de la urgencia y emergencia en el interior provincial.
Esta tecnología acorta las distancias de las localidades del interior a los Centros de Salud de alta complejidad, como los Hospitales “Lucio Molas” de Santa Rosa, y el “Gobernador Centeno”, de General Pico.
La provincia presenta una gran extensión territorial, con una distribución poblacional dispersa, que obliga a diseñar una estrategia que permita la llegada oportuna, ante una emergencia, a un centro de atención.
Una herramienta, a partir del uso de la tecnología, es la teleconsulta entre profesionales, que permite descartar dudas y que el médico del interior cuente con el apoyo de los especialistas que posibiliten la consulta específica.
En los primeros meses de instrumentación en 2017, el sistema recibió 300 consultas, resolviendo 12 infartos agudos de miocardio y 15 urgencias con síndromes coronarios. Fueron casi 30 casos de gravedad que fueron resueltos en tiempo y forma. Fueron derivados sólo 70 para completar el tratamiento.
El director del Hospital de la localidad de Alpachiri, Iván Gómez, contó que la población alcanza los 2 mil habitantes y con el programa Código Infarto se salvó la vida de tres personas. “Para nosotros que estamos acá, es un antes y un después. La Telemedicina acerca a los pueblos, salva vidas”, consideró.
Los programas implementados con este criterio del uso tecnológico son, además de Código Infarto, para la prevención o el tratamiento del infarto de miocardio, Cardio 365, que brinda el acceso rápido a la consulta especializada ante situaciones de urgencias cardiológicas, y Ojo Pampa, para la prevención activa de la ceguera diabética.
El ministro de Salud, Mario Kohan, y el subsecretario, Gustavo Vera, coincidieron a la hora de señalar que son políticas de salud pensadas para el interior provincial, en pos de eficientizar políticas públicas que ponen el acento en la accesibilidad al sistema.
“El especialista puede decirle al médico del pueblo: mandame al paciente mañana que lo veo. Lo saca del circuito, si es necesario, ahorrando tiempos administrativos, y el paciente es atendido en tiempo y forma. El propio médico del interior gestiona el turno con el especialista. Esto evita demoras en la atención del paciente“, indicaron.
“El año pasado se hicieron 80 consultas en endocrinología y 65 en neurología. El médico, en vez de derivar el paciente, presenta el caso al especialista y es él el que indica el tratamiento, evitando una derivación inmediata, a menos que sea imprescindible”, señalaron.
“Hemos encontrado accesibilidad, rompiendo el tema de las distancias, y ecuanimidad, porque permite asistir a todos los lugares y de manera eficaz”, concluyeron.
(*) Por Paula Kohan (Abogada en Derecho Civil – Diplomada en Derecho informático)