Este lunes comienza en La Pampa la fase 4 de la cuarentena obligatoria, más flexibilizada. Se larga también una nueva etapa de la gestión del gobernador Sergio Ziliotto signada por las dos R: reactivación y reconstrucción.
Buenas y malas noticias
La fase 4 de la cuarentena comienza en 22 provincias donde habrá reanudación de actividades y liberación de condiciones. En La Pampa, además, los intendentes podrán, bajo ciertos parámetros, establecer sus minicuarentenas. Habrá más circulación, más actividades, menos hartazgo. Pero el éxito de la lucha sanitaria en la provincia (5 contagiados, 5 recuperados) es también su punto débil. “Buenas noticias que traen malas noticias porque todo empieza a relajarse”, indica el consultar Carlos Fara. La gente se confía más porque piensa que la pandemia es algo brumoso, lejano, que no llegará. La sociedad estaba fastidiada por un extenso aislamiento obligatorio y por las consecuencias económicas, que serán profundas. Acompañó las medidas para frenar los contagios y ahora, en parte, pretende retomar su vida.
“Los mandatarios captan que la progresiva relajación de la cuarentena expresa un reclamo. Sería necio enfrentar dicha tendencia social. La base del cumplimiento de la cuarentena es el consenso, no la represión ni los autos retenidos, ni la persecución a los contados infractores”, indica Mario Wainfeld.
Igualmente, no se debe olvidar que “la confianza mata al gato”, dice un funcionario en charla telefónica, precavido más que preocupado, por lo que vendrá. La pelota ahora la tiene la sociedad. Hay que cuidar lo conseguido, es la frase que une distintas gestiones y mensaje abierto a la gente. De la conducta social dependerá que las catástrofes lejanas no sean una realidad local.
Las dos R que se esperan
Empieza también una nueva etapa para la gestión de Ziliotto. Ahora, más allá de los controles sanitarios y de seguridad, pondrá énfasis en la cuestión económica. Serán momentos cruciales por todo lo que tiene todavía que sostener y lo que tiene por delante. Ya empezó desde lo discursivo: “En La Pampa no hay límite ni impedimento para que la gente tenga un plato de comida en la mesa”, fue una de sus frases lanzadas en los medios.
La gente además pondrá el foco en los temas postergados y urgentes. Empezará a mirar la realidad con otros ojos, más críticos, y a pedir soluciones. El miedo se traslada de la salud a la economía. En la nueva etapa de la gestión ziliottista están presentes dos R: reactivación y reconstrucción.
Al informe sanitario que recibe Ziliotto todas las mañanas a las 7 horas sobre su escritorio, ahora le agregará uno económico. Se están elaborando los planes para reconstruir la Provincia. Las medidas paliativas tomadas hasta el momento no serán suficientes para lo que vendrá.
Estamos ante un país (y ante una Provincia, si bien tiene más aire económico que el resto de las jurisdicciones), azotado por dos crisis: la de la pandemia y la que arrastraba del macrismo. No será fácil afrontar los próximos meses.
Nuevo estado de ánimo
La cuarentena obligatoria fue necesaria y urgente. Al pensamiento de que “al final no pasó nada”, se le debe contraponer el de “no pasó nada porque se tomaron medidas”. Pero adoptar esas decisiones no fue gratuito. Las presiones de los sectores paralizados se fueron acumulando en las últimas semanas. Los profesionales reclamaron a sus representantes y estos al gobierno. Los intendentes pedían pista para flexibilizar en sus pueblos la vida cotidiana de sus vecinos.
La reactivación era irrefrenable. La vida empuja para continuar. En las últimas semanas se iban sumando áreas a trabajar en Casa de Gobierno que eran necesarias para mantener activa la vida administrativa y los servicios de la provincia. Igualmente, los tapaboca o barbijos de uso obligatorio recordarán que la pandemia está presente. Silenciosa, distante, pero presente.
La flexibilización era necesaria. Fara indica, con encuestas en la mano, que la enorme mayoría (cerca del 90%) no cree que la pandemia en Argentina vaya a llegar a los niveles de contagio y defunciones de Italia, España o EEUU. Y el 66% opinó que el gobierno nacional debía flexibilizar la cuarentena para darle más prioridad a la economía.
¿Qué significan los datos? Los argentinos avalan ampliamente lo realizado hasta acá por el presidente Alberto Fernández, ya no creen que se produzca una catástrofe sanitaria y quiere volver a trabajar y recuperar cierta normalidad.
Sintonizar correctamente con el estado de ánimo mayoritario es imprescindible para consolidar un liderazgo, opina el consultor. En esa sintonía fue que Ziliotto tomó sus últimas decisiones.
(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)