El ex delantero sueco Ralf Edström, una de las máximas figuras del seleccionado de su país en el Mundial ’78, contó que durante el desarrollo del torneo fue secuestrado e interrogado «por dos hombres» que lo llevaron hasta una habitación del sótano del hotel donde se alojaba, lo sentaron «frente a un militar con anteojos de sol», y recién lo liberaron cuando se identificó con su credencial de futbolista.
«Me asusté mucho», le dijo Edström a la agencia Télam en una entrevista exclusiva, a través de correo electrónico, a 42 años de la Copa del Mundo jugada en el país.
El ex delantero, además, recordó que su equipo «sabía sobre la dictadura argentina» por el caso de Dagmar Hagelin (adolescente de ascendencia sueca y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios que fue secuestrada y desaparecida en 1977), y relevó que el padre de la chica, Ragnar, les pidió que no participaran del certamen.
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Edström jugó en los clubes Degerfors, Atvidaberg (con el que ganó la liga de su país en 1972), Goteborg y Orgryte, de Suecia; el PSV Eindhoven, de Holanda; el Standard Lieja, de Bélgica; y el Mónaco, de Francia. Fue elegido el mejor jugador de Suecia en el ’72 y el ’74 y con su seleccionado participó de los mundiales Alemania ’74 y Argentina ’78.
El ex delantero, de 67 años, vive en Götemburgo, está casado con Carina Edström y tiene cuatro hijos y siete nietos. «Miro mucho fútbol. Trabajé como comentarista de fútbol para Radio Suecia por 32 años y desde 2015 estoy retirado», explicó.
-¿El equipo sueco sabía que en la Argentina había una dictadura? ¿Qué información tenían?
Sí, sabíamos sobre la dictadura en Argentina. Estaba el caso de la chica sueca Dagmar Hagelin, quien desapareció el 27 de enero de 1977. Su padre, Ragnar Hagelin, no quería que fuéramos a la Copa del Mundo. También recibimos un correo que se nos envió a través de diferentes organizaciones de derechos humanos, en el que nos informaban acerca de la situación e intentaban presionarnos para que no fuéramos.
-¿Cree que el equipo argentino fue beneficiado por los militares?
-Sí, tal vez un poco.
-¿Sabía de la existencia de las Madres de Plaza de Mayo?
-Yo conocía la situación. Había leído acerca de ellas en los diarios suecos.
-En varios libros publicados en Argentina hay diferentes versiones acerca de quiénes fueron a ver a las Madres de Plaza de Mayo durante el Mundial ’78. ¿Fue usted el único en hacerlo? ¿Podría dar detalles de lo que recuerda?
-Otros cinco jugadores y yo visitamos la Plaza de Mayo. No fue agradable ver a las Madres con sus pañuelos.
-En 2014 usted confesó en Radio Nacional Suecia que la noche anterior de que jugaran su primer partido contra Austria, fue a un bar por un café y tuvo una conversación con un extraño. Dijo: «Salí una noche y dos hombres con armas aparecieron a mi lado y me pidieron que los acompañara. Me llevaron a través de varios corredores y un hombre con anteojos de sol negros que se sentaba detrás de una mesa me interrogó». ¿Podría ampliar ese recuerdo?
-Sí, la historia es correcta, pero no recuerdo que me hayan mostrado su arma. Tomé un café en un bar cercano al hotel y hablé con el hombre que me había dicho que era un abogado, lloró cuando le dije que era de Suecia. «Un país libre», según me dijo él. La noche siguiente dos hombres vinieron a las afueras del hotel, me agarraron por el brazo y me dijeron que fuera con ellos. Me asusté mucho, me llevaron por los corredores hasta una habitación debajo del hotel. Me sentaron en una silla, donde un hombre vestido de militar con anteojos de sol estaba al otro lado de la mesa. Le mostré mi identificación como jugador de la Copa del Mundo, me dieron una taza de café y después de eso me liberaron.