Un equipo de científicos de la Universidad Nacional del Centro (UniCen) y del Conicet comenzaron la construcción de un mamógrafo óptico capaz de detectar quistes y tumores de mama a través de luz infrarroja y sin utilizar los rayos X, lo que evita la radiación durante ese tipo de prácticas.
Se trata del prototipo de «MamoRef», un sistema de mamografía que usa luz infrarroja y que tiene por objetivo complementar los sistemas tradicionales de diagnóstico mamario de forma segura y cómoda.
El dispositivo consiste en una camilla con una ventana transparente debajo de la cual se coloca el sistema de medición y fue diseñado por el Grupo de Óptica Biomédica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UniCen, «uno de los pocos abocados al estudio de la propagación de la luz en medios biológicos tanto a nivel nacional como internacional», según explicó a Télam la decana de esa unidad académica, Silvia Stipcich.
De esa forma, la paciente se recuesta boca abajo en la camilla con los pechos apoyados sobre la mencionada ventana, lo que evita la compresión de la mama entre dos placas, típica de los sistemas mamográficos tradicionales.
En una entrevista con Télam, Stipcich precisó que la idea comenzó en el 2008 «con las definiciones de los principios básicos, luego se pasó a las validaciones en laboratorio y ahora al desarrollo de un prototipo clínico del mamógrafo óptico, que validará en la práctica médica lo que ya se ha probado en el laboratorio».
Para ello, la Aceleradora de proyectos Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social (Cites) será la que realiza la inversión que posibilita avanzar en el desarrollo de este proyecto vinculado a la tecnología de la salud.
El sistema de medición consta esencialmente de dos o más láseres de diferentes longitudes de onda, una cámara CCD de alta sensibilidad y un escáner galvanométrico que permite direccionar el haz láser, de forma tal de hacer un barrido del área a estudiar.
Para cada posición del láser, se toma una imagen de todo el campo con la cámara y, además, un sistema de filtros interferométricos permite la selección de longitudes de onda determinadas, útil para la determinación de las características ópticas del tejido.
Estadísticamente, una de cada ocho mujeres en la Argentina podría desarrollar cáncer de mama a lo largo de su vida, y el 20 por ciento de ellas antes de los 40 años, aunque el 95% de esos casos son curables si son diagnosticados a tiempo.
Sin embargo, los estudios mamográficos actuales sólo son indicados para mujeres mayores de 45 años debido a la nocividad de los rayos X. Por la misma razón, no se recomienda su uso frecuente para el seguimiento de la evolución de la enfermedad o tratamiento.
Los investigadores sostienen que el mamógrafo óptico tiene características especiales tales como que es seguro, sin radiación ionizante, no invasivo, cómodo porque no requiere compresión, es portable y sin necesidad de infraestructura.
El equipo de científicos que encabezan Pamela Pardini y Nicolás Carbone, está integrado también por Juan Pomarico, Daniela Iriarte, María Victoria Waks Serra, Héctor García, Héctor Oscar Di Rocco, Demián Vera y Mariel Bernal.
Ellos forman parte de los más de 200 investigadores con que cuenta la Facultad de Ciencias Exactas y que se abocan a las temáticas vinculadas a los cuatro departamentos con los que cuenta: Matemática; Ciencias Físicas y Ambientales; Computación y Sistemas y Formación docente.
«Nuestra facultad tiene una marcada tradición en la investigación, tanto por las producciones de sus integrantes como por la vinculación con otros centros similares del país y del exterior y prueba de ello es que de las seis unidades ejecutoras de Conicet que se alojan en nuestra Universidad, dos se asocian a Exactas», resaltó Stipcich.
La decana explicó también que la Universidad cuenta con una Subsecretaría de Vinculación y Transferencia «que es la encargada de articular con organismos y empresas para que el conocimiento científico y tecnológico sea una realidad palpable y trabaje en la resolución de los problemas reales de nuestra comunidad».
Destacó además el rol de las universidades públicas «que desde su espíritu fundacional entienden a las capacidades científicas y tecnológicas como un activo» y puso de ejemplo el aporte que realizaron en esta pandemia.
«Ante una situación tan inesperada como la pandemia de Covid se pone en evidencia el rol central que el conocimiento ha adquirido en la conformación de la nueva estructura social. No siempre el vínculo es tan notable o alcanza a tantos integrantes de la sociedad, pero está en la esencia de las universidades públicas contribuir a la generación de bienestar para los pueblos», concluyó.