jueves 28, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Abuelo se enteró que su nieta estaba enamorada de una chica y le envió un mensaje conmovedor que se volvió viral

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Abril tiene 19 años y el domingo, cuando el Día de la Madre estaba terminando, juntó coraje y le contó a su abuela que estaba de novia con una mujer. Su abuelo Edgar, que tiene 76 años, se enteró y le mandó un mensaje que fue furor en las redes. La historia de amor entre un abuelo y su nieta contada por sus protagonistas





La escena comenzó el domingo, cuando el Día de la Madre estaba terminando. Abril había ido a pasar la jornada al aire libre con su familia y, cuando estaban juntando las cosas para volver, cargó unas reposeras y le dijo a su abuela “yo te las llevo hasta el auto”. En el camino, respiró profundo y le anunció: “Te tengo que contar algo”, y antes de que la señora tuviera tiempo de imaginar, Abril completó la frase: “Estoy de novia y es una mujer”.

“¿Cómo?, ¿de verdad?”, balbuceó la abuela, y enseguida le confesó que bueno, que “ya lo presentía”. Quien cuenta la historia a Infobae es la propia Abril Couceiro, que tiene 19 años, la joven platense que el lunes por la noche publicó una captura de pantalla en Twitter y se volvió viral.

 “Ahí mismo me contó que su mamá, o sea, mi bisabuela, le había enseñado a respetar la forma de amar de cada persona. Que cuando era chica tenían un vecino que era gay, con todo lo que significaba ser gay en aquella época, y que su mamá le había explicado que era una persona más y que tenía derecho a amar a quien quisiera”.

La chica de la que Abril le estaba hablando a su abuela —la joven con la que está de novia desde hace 10 meses— se llama Martina. “Cuando estás enamorada tenés ganas de compartirlo, no estaba bueno que fuera algo clandestino, así que le dije ‘gracias, abuela, gracias, gracias’. Y ella me contestó ‘no, nada que agradecer’. Después, mientras se iba, me dijo que me amaba’”.

El asunto es que la abuela —que es ama de casa y artesana— subió al auto y se lo contó a su marido, Edgar Barrales, 76 años, el abuelo de Abril. Llevan una vida juntos y juntos son madre y padre de cinco hijos y abuela y abuelo de nueve nietos.

Al día siguiente, Abril se despertó y leyó en su teléfono un mensaje de su abuelo:

“Querida Abril: sos tan buena y transparente que mi corazón ya lo presentía hace tiempo. Cuando el amor es sincero y honesto no hay barreras sociales, raciales, culturales o de género que lo tengan. Lo importante es amar no sólo con el cuerpo sino también con el alma. Te deseo la mayor de las felicidades. Será un gusto conocer a tu nuevo amor. Te amo, tu abuelo”.

Abril estaba trabajando con Martina en la mercería que atienden juntas, en La Plata, cuando recibió el mensaje: “Se me caían las lágrimas. Lo quería leer en voz alta y no podía, se me quebraba la voz. Me emocionó que él no hablaba de mi orientación sexual, hablaba de amor y es eso lo que mi abuelo transmite todos los días, es su forma de pararse frente al mundo: el amor nunca puede estar mal”.

Edgar fue durante décadas docente de matemática, física y computación en el colegio San Luis de La Plata. Llegó también a ser director del mismo colegio al que iba Abril por eso ella sabe, de primera mano, lo que muchos alumnos le han dicho sobre él: “Tu abuelo me cambió la vida”.

¿Por qué? “No sé puntualmente por qué lo dicen pero yo creo que es porque mi abuelo es de esas personas que están siempre atentas, no mira para otro lado. Te mira a los ojos, te lee el cuerpo, te pregunta ‘¿y vos estás bien?’, y para preguntar eso tenés que estar preparado para escuchar. Alguien que te mira a los ojos y te lee el cuerpo se da cuenta si estás enamorada”.

Edgar, el abuelo en cuestión, está jubilado de la docencia y ahora es un compositor aficionado. Desde su casa, sorprendido por la repercusión de un mensaje íntimo que ya superó los 221.000 likes, dijo a Infobae:

 “Yo no recibí una noticia de golpe, ya lo intuía porque Abril es muy transparente y se le nota todo lo que siente. Cuando ella contó que tenía un amor, listo, lo confirmé”, arranca él. “Lo que ella nos compartió nos obliga a los grandes a pasar de la conmoción que puede generar una noticia, porque puede resultar contrastante con el modelo cultural de una época, a la comprensión. Yo creo que el amor supera todas esas barreras, es la fuerza más grande que existe en el universo, no hay forma de ir contra eso”.

Edgar, que también suele enseñarle a Abril a tocar la guitarra, podría haber manifestado su posición en silencio, total su nieta no se lo había comunicado directamente y no esperaba una respuesta. Sin embargo, decidió escribirle.

“Lo primero que siente aquel que elige un camino de ruptura es que entra en un lugar de marginalidad, porque todo esto todavía está en una zona gris”, explica. “Creo que si vos amás a tu nieta y ella hace una elección desde el amor y la transparencia no podés hacer otra cosa que manifestar lo que sentís, apoyar esa actitud amorosa poniéndolo en palabras. Una cosa es la aceptación desde el silencio, que puede ser interpretado de diferentes maneras, la palabra, en cambio, habilita”.

Sabe Edgar que pertenece a una generación que no siempre está dispuesta al cambio y que, muchas veces, se aferra al “es que somos de otra época”.

“Puede ser válido si es lo que pensás de verdad, pero yo creo que cambiar es un ejercicio continuo. EL problema es cuando uno se estereotipa y queda anquilosado en el ‘yo soy así’ o ‘soy de otra generación’: te aislás, te escapás y morís en la tuya. Permitirte el cambio te posibilita mejorar, ampliar la cabeza para trascender un poquito más”, dice.

Y cierra: “Lo peor que le puede pasar a un abuelo es juzgar las actitudes de sus nietos anacrónicamente. No hablo de renunciar a tus principios, hablo de no poder ponerse en los zapatos y en la edad del otro, porque Abril tiene 19 años. Pero eso lo podés hacer en la medida en que ejercitás la empatía y tu capacidad de cambiar”.

Abril es muy joven pero también se permitió el cambio. Detectó que sentía atracción hacia otras chicas a los 15 años, aunque en ese entonces “estaba recontra reprimido. Yo seguía estando con hombres, me definía bisexual, no lo terminaba de aceptar”, sigue ella.

Pero el año pasado, cuando empezó la licenciatura en actuación en la Universidad Nacional de las Artes, se encontró con que no todos los jóvenes seguían la fila de la heteronorma y empezó a sentirse “más libre para poder expresarme”.

Fue el 2019 un año de “redescubrimiento personal”: el año en que empezó a definirse como lesbiana, el año en que conoció a Martina mientras las dos actuaban en la misma obra en el teatro La Nonna.

“Pensé que ella era recontramil heterosexual”, se ríe, y es que Martina venía de una relación de cuatro años con un varón. Abril levanta la pancarta de lo que su novia también se permitió cambiar: “Yo soy su primera mujer”.

Harta de irse de casa diciéndole a sus padres que iba “a lo de una amiga”, Abril se sentó frente a ellos y lloró de nervios, lloró por las “emociones contenidas”, lloró por todas las veces que había imaginado esa escena.

“Estoy saliendo con alguien y es una mujer”, les dijo. Tampoco a ellos eligió decirles “soy lesbiana”, porque “no sé, las personas hétero no salen por la vida a decir ‘soy hétero’. Lo que yo les quería contar era otra cosa, lo que me pasaba con Martina”.

No fue, tampoco, una sorpresa para sus padres, que estaban esperando el momento en que ella quisiera decirlo. “Nadie se opuso a lo que yo sentía”, se despide.

Y vuelve sobre su abuelo, que duplicó la apuesta y escribió en el mensaje “será un gusto conocer a tu nuevo amor”, algo que Abril ni siquiera había llegado a proponer. Le allanó el camino, por eso la nieta dice lo que dice sobre el abuelo: “Él es un maestro. De matemática, de guitarra, sí, pero para mí es más que eso, es un maestro de la vida”.

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