La movilización del martes 17 de noviembre, el Día de la Militancia para las y los peronistas, en Santa Rosa fue un hecho masivo que tuvo su dimensión política más allá de la celebración. La convocatoria representó, y así lo entienden desde La Cámpora, la consolidación de su proyecto político en La Pampa, si bien todavía centrada en Santa Rosa-Toay. Y que los coloca como segundo espacio partidario en la provincia, en alianza estratégica con el vernismo gobernante.
Los 17 peronistas tienen su significación y también su significado. Ambos son días de celebración de una identidad, pero mientras el de la Lealtad está vinculado a las raíces y a los sectores más tradicionales, el de la Militancia tiene otras connotaciones y sentido para la generación de los setenta, justamente la de Néstor y Cristina Kirchner, que es asumida por el kirchnerismo como propia. Si bien todos abrevan de ambas.
La movilización del martes fue la única en la provincia, en plena pandemia, organizada por La Cámpora y respaldada por otros sectores y agrupaciones kirchneristas o en sintonía con CFK. No fue solo de funcionarios o adherentes vinculados al gobierno municipal, también sumó, para “asombro” de algún dirigente consultado, a quienes se identifican con el kirchnerismo pero no están encuadrados partidariamente.
La movilización no pasó indiferente para el resto de los sectores peronistas. Hubo quienes desde el silencio prefirieron no darle entidad, más que expresamente. No dan tampoco los tiempos actuales para diferencias internas cuando hay temas más urgentes.
Como hecho político, la movilización bajo la pandemia –en auto y con tapaboca- fue la reafirmación ideológica del espacio K en la provincia, justo en momentos en que se están considerando temas impulsados por el gobierno nacional como el impuesto a las grandes fortunas o el envío al Congreso de la legalización del aborto.
Desde el año pasado, La Cámpora, encabezando el conglomerado K, fue haciendo pie en la provincia como proyecto con María Luz Alonso como referente y vínculo directo con Nación. Por supuesto, como sector aliado del vernismo, la línea central del PJ pampeano con Carlos Verna como conductor y ahora Sergio Ziliotto como gobernador. La victoria de Luciano di Nápoli en Santa Rosa en 2019 y una gestión sin sobresaltos en la pandemia, con iniciativas novedosas y obras que se ponen en marcha con el respaldo de Provincia, le dio poder y territorio.
La Política Online publicó esta semana que a nivel nacional “la consolidación política de La Cámpora de la periferia al centro del poder del peronismo, empieza a tener un importante correlato territorial”. Analizó que la hegemonía que la agrupación de Máximo Kirchner tiene en el peronismo de la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal, parece extenderse en las últimas semanas con la conducción de dos peronismos provinciales: la senadora Anabel Fernández Sagasti en Mendoza y el intendente Walter Vuoto en Tierra del Fuego, ambos titulares del PJ local.
En La Pampa la manifestación del 17 fue un hecho político que va en ese sentido. Mostró la consolidación del espacio encabezado por La Cámpora trabajando en sociedad con el gobierno Provincial. Un esquema que, aunque enciende alarma en aquellos sectores que pierden terreno, ya se toma con naturalidad en la política provincial. “Arde la ciudad”, canta la Mancha de Rolando, una metáfora que parece describir cómo por una tarde la celebración peronista hizo a un lado los problemas diarios.
Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)