El experto en comunicación política Sergio Pérez Diánez analiza el surgimiento de una nueva derecha en Estados Unidos, vinculada a las redes sociales y los valores de la supremacía occidental, que tuvo rol estratégico en los sucesos del miércoles en el Capitolio.
Sergio Pérez-Diánez, uno de los autores del libro “Cómo comunica la Alt-Right: de la rana Pepe al virus chino”, sobre el proceso de construcción de la nueva derecha en Estados Unidos, destacó ayer que la consecuencia más importante del caos y violencia que dominó -el miércoles- Washington fue «el apoyo social» que demostró tener Donald Trump o sus posibles delfines para la próxima elección presidencial.
Consultor de comunicación política y CEO de la consultoría Grial Consulting, Pérez-Diáñez, un joven de sólo 26 años, dedicó el tiempo del confinamiento por la pandemia de coronavirus para escribir con su colega Xavier Peytibi este libro, que analiza el sistema de comunicación de la Derecha Alternativa (Al-Right), que llegó el miércoles a su máxima expresión pública con la toma del Capitolio estadounidense.
“La Alt-Right es un fenómeno que está en alza, no sólo en Estados Unidos sino también en otras partes del mundo. La idea del libro es desvelar sus trucos de comunicación, con el objetivo de que los ciudadanos puedan darse cuenta de cuándo están frente a la Alt-Right y no ante un simple discurso provocador en redes sociales”, explicó Pérez-Diáñez en diálogo con Télam, desde Barcelona.
Télam: ¿Cuáles serían los tips para diferenciar a una Alt-Right de un discurso enfervorizado?
Sergio Pérez-Diánez: Lo principal que hay que tener en cuenta para definir una Alt-Right es que es un movimiento muy complejo, integrado mayoritariamente por jóvenes con grandes capacidades para las redes sociales, que maneja un discurso provocador y establece como principales adversarios al feminismo, la inmigración, el islam y, en definitiva, todo aquello que amenace la figura de la preservación occidental, a nivel internacional, y a nivel local la cultura estadounidense. Es un movimiento que llega muy bien a las redes sociales y que llega a muchos jóvenes que aunque no comparten su ideología sí comparten los contenidos de la Alt-Right porque buscan provocación, ya sea a través de los memes o con humor negro. Buscan atacar, pero siempre desde la postura de victimizarse, y si alguien se escandaliza con sus ataques, la respuesta es que esa persona tiene la piel muy fina, muy sensible, que no soporta el humor.
T: ¿Este movimiento, que es muy heterogéneo e inasible, necesita de una estructura política, de un liderazgo?
SPD: Lo primero que hay que tener en cuenta es que la Alt-Right tiene dos facciones. Una más intelectual, liderada por Richard Spencer, que está centrada en el tema de la raza. Y otra facción, liderada por Steve Bannon, el exconsejero político del presidente Donald Trump, y otra gente, que está más centrada en la preservación de la cultura. Esta segunda facción es la que ha hecho más por acercar el discurso de la Alt-Right al pensamiento más masivo, del gran público, como dicen ellos.
T: ¿Cuánto tiene que ver la Alt-Right con la toma del Capitolio?
SPD: Mucho. Steve Bannon, por ejemplo, ha estado alentando y apuntalando el discurso de la Alt-Right durante la semana desde su programa de radio. El asalto al Parlamento es la culminación del relato.
T: ¿Y cuáles serían las consecuencias inmediatas de lo ocurrido?
SPD: En lo inmediato una mayor polarización en la sociedad, que ya era amplia. Esto le va a complicar la gobernabilidad a Joe Biden, quien para una parte importante de la población asumirá como producto del fraude electoral, denunciado por Donald Trump, que no hay que olvidar que reunió 74 millones de votos. La gente en la calle es un arma política de peso. Ese apoyo social es muy importante si planea intentar volver al gobierno en 2023 o también es un legado político importante que le deja a sus hijos, a Ivanka Trump y a su esposo, Jared Kushner.
T: Pero, a la vez, el hecho de que los seguidores de Trump hayan rebasado una frontera, como lo es irrumpir en uno de los símbolos de la institucionalidad de Estados Unidos, puede significar también una respuesta del establishment político.
SPD: Sí, se habla de un juicio político, para el que no creo que haya tiempo, o de la aplicación de la enmienda 25 para declararlo incapaz de conducir el Gobierno, pero no se sabe con qué resultados. De modo que tal vez la alternativa sea dejar correr los días y no alentar más situaciones que no se sabe cómo serán.
T: ¿La Alt-Right busca ejercer el poder o está más cómoda en un rol de influencer del poder?
SPD: Su objetivo es condicional al poder, pero no ejercerlo porque va contra su discurso antiestablishment.
T: Mencionó ramificaciones internacionales de la Alt-Right, ¿cuáles serían? ¿Vox de España podría ser una?
SPD: Vox no ha acabado de definirse del todo ideológicamente, aunque tiene algunas coincidencias. Es cierto que recientemente presentaron una moción de censura contra el Gobierno de España en la que endurecieron sus postulados, pero no hay una relación exacta de mimetización con los postulados de Alt-Right. Pero la influencia es mucho más notoria en la ultraderecha francesa, con Marine Le Pen (la presidenta de Agrupación Nacional) y su sobrina, Marion Maréchal (del también ultraderechista Frente Nacional) o en en Italia, con la Liga del Norte, o el Partido de la Libertad de Países Bajos, como los casos más destacados.