Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene una cruzada para denunciar el «fracaso moral» que significar la concentración del reparto de las vacunas contra la covid-19 entre los países más ricos, Cuba avanza hacia la fase 3 de su vacuna Soberana 02 y se prepara para producir cien millones de dosis.
«La estrategia de Cuba de comercializar la vacuna tiene una combinación de humanidad y de impacto en la salud mundial. No somos una multinacional, donde el objetivo financiero es la razón número uno. Nuestro fin es crear más salud», sostuvo el director general del Instituto Finlay de Vacunas, Vicente Vérez Bencomo, al confirmar los avances de la vacuna cubana.
Por su parte, el representante de la OMS en la isla, José Moya, se declaró «optimista» en el avance de la Soberana 02 y destacó que «Cuba ha sido el primer candidato de América Latina y del Caribe en colocar su vacuna en fase clínica». La dosis cubana ya fue precalificada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para ingresar en el fondo rotario, que facilitar el acceso a vacunas con oportunidad y a un precio razonable.
La Soberana 02 inició esta semana su ensayo clínico fase II ampliado, el cual se extenderá a 900 personas entre 19 y 80 años, según precisó el periódico Granma, y ya se cerró un acuerdo entre el Instituto Finlay y el Instituto Pasteur de Irán para probar la fase 3.
Vérez Bencomo señaló que la producción de cien millones de dosis permitirán satisfacer las necesidades del país y también de otras naciones interesadas como Vietnam, Irán, Venezuela, Pakistán e India. En ese sentido, la vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez, aseguró que la Soberana 2 «será la vacuna del ALBA», en referencia a la alianza integrada por Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
«Los laboratorios ya han reservado casi toda su producción para el año y son principalmente los países más ricos los que la han comprado, por lo que estas vacunas cubanas serán necesarias», completó Moya.
Más de 30 años de soberanía en salud
El representante de la OMS se mostró optimista del avance de la vacuna en la isla ya que «Cuba tiene más de 30 años de producir sus propias vacunas. Casi el 80 por ciento de las vacunas del programa nacional de inmunización de Cuba son producidas en el país».
Cuba, acorralada por el embargo estadounidense impuesto desde 1962, lha tenido que buscar sus propios remedios. «En la década de 1980 apostó por la biotecnología, descubriendo la primer vacuna contra el meningococo B», cuenta Nils Graber, investigador en antropología de la salud de la Universidad de Lausanne (Suiza).
«El objetivo era tanto mejorar el sistema nacional de salud como ser exportador», añade, citando el envío de tratamientos que Cuba ha hecho hacia América Latina, Asia y África. La exportación de servicios médicos, medicamentos, vacunas y personal médico es actualmente la principal fuente de ingresos de Cuba, con 6.300 millones de dólares en 2018.
En 2020, la isla envió brigadas médicas a 40 países para luchar contra el coronavirus.»La población habría percibido de manera muy sorprendente y lamentable que Cuba hubiera tenido que importar una vacuna rusa o china», observa el investigador.