En el quinto día del juicio oral contra Laureano González, por la tentativa de homicidio triplemente calificado de su expareja, Nadia Soledad, se escucharon cuatro testigos y el relato de la propia víctima en Cámara Gesell.
La audiencia volvió a realizarse vía Zoom, solamente con el juez Daniel Sáez Zamora y el personal de la Oficina Judicial en la Sala 7 del Centro Judicial. Los otros dos magistrados, Gastón Boulenaz y Alejandra Ongaro; el fiscal Andrés Torino; los defensores públicos Silvina Blanco Gómez y Juan José Hermúa; el defensor particular José Ramón Rodríguez; y la patrocinante de la querella, Carolina Muñoz, que actúa en representación de Jorge Lucero –padre de Nadia–, participaron a distancia.
González, de 30 años, está acusado de homicidio triplemente calificado, por la relación de pareja, por alevosía y por haber sido perpetrado por un hombre hacia una mujer mediando violencia de género en grado de tentativa; abuso sexual con acceso carnal por haber mediado violencia y aprovechando que la víctima no pudo consentir, agravado por haberle ocasionado un grave daño a la salud física y mental a la víctima; abandono de persona por haber puesto en peligro la vida y la salud de la víctima, a quién el propio imputado incapacitó, agravado por haber ocasionado ello un grave daño en el cuerpo y la salud de la víctima ; y portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización legal, todo en concurso real y en calidad de autor. Los hechos fueron enmarcados en la 26485 de Protección Integral contra las Mujeres.
Los otros tres imputados en la causa, por encubrimiento agravado, son Claudio Reyna, Daiana Escudero y Franco Luciano Devia.
El hecho investigado ocurrió el 15 de diciembre de 2019. El principal acusado pasó a buscar a Nadia, que había asistido a una fiesta, por la casa de una amiga a las tres de la madrugada. Luego, cuando volvieron al domicilio que compartían, González habría empezado a golpearla hasta dejarla inconsciente. En los últimos minutos de ese día, a las 23.50, el supuesto agresor la trasladó hasta la puerta del hospital Lucio Molas, en su auto Volkswagen Bora, la dejó allí y huyó.
Con la presunta ayuda de los otros tres acusados pudo permanecer oculto hasta la tarde del martes 17, cuando fue capturado en la vivienda de Reyna y Escudero. El fiscal Torino aseguró que existió «un claro intento femicida» a raíz de la «celopatía» de González.
Un policía, dos médicos.
El subcomisario Diego Garello, que como personal policial se desempeña en la Agencia de Investigación Científica, dependiente de la Procuración General, participó del allanamiento a la vivienda que compartían González y Lucero. «Había indicios de violencia. Una cafetera y una silla tiradas en el piso, manchas de color pardo rojizo –presuntamente de sangre–, signos de arrastre, mechones de cabello en el comedor, la cocina y el baño…», señaló.
El testigo habló, además, de «un gran desorden» y de «más manchas rojizas en el sommier y en las ropas de cama». A su vez refirió que en el baño observaron «muchas prendas de vestir húmedas», una silla de plástico debajo de la ducha y más manchas de sangre en la pared que parecían ser de una mano. Ante preguntas específicas, Garello respondió que las manchas rojizas eran «supuestamente recientes, de horas o hasta no más de dos días». Y acotó que en la casa también se halló cocaína.
El médico forense, Juan Carlos Toulouse, negó que las lesiones sufridas por Nadia fueran como consecuencia de haberse arrojado de un auto. «En ese caso debió mostrar lesiones de arrastre (por el pavimento), pero no tenía lesiones de arrastre, sino golpes». Añadió que estuvo al borde de la muerte y que «tardaron mucho en llevarla a atender» al hospital.
Otro médico, Sergio Daniel Pascual, atendió a Nadia en la terapia intensiva del Molas. Como sus colegas afirmó que la paciente ingresó con «un cuadro de shock», que «no le llegaba sangre al cerebro» y que, en esos casos, «lo más probable» es que la persona fallezca.
«Yo no decía nada».
Durante el debate se reprodujo la entrevista, en Cámara Gesell, que una psicóloga forense mantuvo con Nadia. Allí la víctima aseguró que «creí que había tenido un accidente (vial), pero dos días antes de salir del hospital (Molas) me dijeron que no había sufrido un accidente; sino que me había golpeado mi pareja. Y, un día antes de irme, recordé que él fue a buscarme a la casa de una amiga y que me golpeó en el auto (Bora). Después de eso, no me acuerdo más nada, ni siquiera de haber ido a una fiesta».
Lucero afirmó que González era celoso, que la alejó de su familia y que solamente veía a otras personas en su trabajo (una fábrica de pastas). Indicó que su expareja canalizaba sus celos rompiéndole objetos (un celular) o golpeándola o quemándola en los brazos.
«Un día me pegó una piña en el ojo y yo le mentí a mis amigas y a mis hermanas, diciéndoles que había sido una chica. Otra vez me pegó en la casa de mi hermana Luján y tampoco dije nada, aunque mi hijo más grande lo vio. Él me amenazaba con hacerles algo a mis nenes y a mi papá. Por mis hijos aguanté tanto…», subrayó.
Además aseveró que González la obligó a publicar en sus perfiles de redes sociales fotos donde estaban juntos, en reemplazo de otras donde ella estaba sola.
La jornada concluyó con la declaración de la psicóloga forense, Virginia Carretero, quien brindó detalles más específicos y técnicos sobre los dichos de la víctima.