«Mejor que me llamaste. Te iba a decir, ahí a La Pampa yo llevo un regalito, viste que hay una cachorra, te la voy a mandar ahí a La Pampa». Ese fue uno de los diálogos que mantuvieron en agosto del 2018 dos personas acusadas por trata de personas con fines de explotación sexual en el marco del automovilismo deportivo. Una de las involucradas operaba en las carreras de Turismo Carretera, Turismo Nacional y Turismo Pista.
Franco Picardi, a cargo de la Fiscalía en lo Criminal y Correccional Federal N°5 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, solicitó la elevación a juicio de la investigación seguida contra Karina Liliana Juárez, Raúl Osvaldo Roncayolo y Fabián Eduardo Ferro.
Según informaron desde el Ministerio Público Fiscal, la solicitud se da en el marco de un caso de «trata de personas con fines de explotación sexual en perjuicio de aproximadamente cincuenta mujeres que eran captadas a través de una agencia de publicidad para oficiar de promotoras en el marco de distintas carreras de automovilismo deportivo, en las cuales finalmente eran obligadas a prostituirse con distintos organizadores, clientes y empresarios del ambiente».
Los acusados, dada la imputación, pueden recibir penas de 5 a 10 años de cárcel.
Entre el material recolectado, que fue difundido por Infobae, hay una mención explícita a La Pampa. «El 16 de agosto de 2018 por la tarde, Juárez y Roncayolo mantuvieron una charla, una de tantas: ‘Mejor que me llamaste. Te iba a decir, ahí a La Pampa yo llevo un regalito, viste que hay una cachorra, te la voy a mandar ahí a La Pampa'», señaló el portal.
Detenciones.
En 2019, la división Trata de Personas de la Policía Federal llegó al lugar reservado de Karina Liliana López en el autódromo Fangio, en Rosario, para arrestarla luego de meses de investigación.
Era un día de carreras, estaban «sus chicas» o, según el fiscal federal Picardi, sus víctimas. «Juárez, de 44 años en ese entonces, con domicilio en La Tablada, decía tener una ‘agencia de publicidad’ a la que había llamado con su nombre y apellido», relató Infobae. «Era, literalmente, una agencia de promotoras. Karina tenía 26 de ellas ese día».
Según el medio porteño, la autoproclamada manager y empresaria «estaba acusada de prostituirlas, en una investigación en la que intervino la Protex, el ala de la Procuración que investiga delitos de trata de personas con los fiscales Alejandra Mangano y Marcelo Colombo. Y así cayó. Se la llevaron a una celda de la base de la PFA en Villa Lugano, donde pasó la noche. Fabián Ferro, su chofer, acusado de llevar y traer a las chicas, fue detenido junto a ella también. Sus ‘chicas’ declararon ante el Programa de Rescate. Luego, declararon ante la Justicia».
Escuchas.
La agencia de Karina era una constante en el circuito, operaba en categorías como Turismo Carretera, Turismo Nacional y Turismo Posta. En el caso también fue involucrado un empresario.
«Más de 110 CDs de conversaciones intervenidas por una máquina judicial que acumulan más de 8 mil horas, hablaban de sexo por plata y sometimiento, de chicas reducidas a ‘autitos’ según su jerga, de apetitos que había que saciar, especialmente los de un hombre mayor, Raúl Osvaldo Roncayolo, empresario de 77 años, reconocido en su rubro, con una concesionaria en Pilar. El logo de esa concesionaria era recurrente en las calzas y los paraguas que vestían las chicas de la manager. ‘Volteatelo al viejo y no jodas más’, solía decir Juárez a una de sus pupilas», según Infobae. En ese marco, Roncayolo también fue detenido.
El medio accedió al escrito de 89 páginas a través del cual la Fiscalía solicitó la elevación a juicio de la causa. «Juárez negó cualquier nexo con la prostitución en su indagatoria. Contó su historia.
Afirmó que comenzó como promotora ella misma y que luego se puso una agencia, que podía llevar hasta 25 chicas por evento. No negó su vínculo con Roncayolo. Afirmó que el empresario contrataba a sus chicas para promocionar su concesionaria en el circuito por ocho mil a nueve mil pesos el evento más viáticos. Lo dijo en un monólogo: Karina se negó a contestar preguntas», indicó.
Roncayolo también aceptó la indagatoria. Allí explicó cómo funcionaba su negocio, el vínculo con Juárez, «a la que decía preferir porque «cobraba la mitad» que sus competidoras. Reconoció un término en las escuchas, ‘autito’, usado para denominar a las chicas ‘con buena presencia’, a las que inspeccionaba en persona. Una promotora era apodada ‘Triki Triki’. ‘Es lindo autito, che’, decía Ferro a Roncayolo en una escucha».
Prostituyente habitual.
El empresario dijo desconocer cualquier negocio del sexo y «afirmó que su salud le impedía cualquier actividad de ese tipo. Picardi no le creyó a ninguno». En el requerimiento, señaló que no sólo era «prostituyente habitual del circuito de prostitución generado en el marco del automovilismo bajo la portada de la agencia de promotoras que manejaba Karina Liliana Juárez» sino que además «aportaba su influencia, conocimiento y acceso en dicho ambiente, sin el cual la explotación sexual de las mujeres en situación de prostitución no podría haberse dado en la manera en que se hizo, y sin el cual la agencia de Juárez probablemente no hubiera podido funcionar».
«Asimismo, Roncayolo obtenía un beneficio sexual directamente de las mujeres explotadas y prestigio-a falta de otra palabra- en el entorno del automovilismo», continuó el fiscal. Es decir, el empresario no solo era un consumidor asiduo: era, según la imputación en su contra, una parte clave.
Declaraciones de las víctimas.
Un total de 26 promotoras fueron identificadas, de las cuales cuatro declararon como testigos de identidad reservada. «Sus testimonios fueron la columna vertebral de la acusación de Picardi y la Protex junto con las escuchas. Juárez solía mostrarse en sus redes en viajes con sus chicas, a las que mostraba en condiciones óptimas, en viajes relajantes. ‘Era una rata con la comida, éramos trece y nos compraba tres pollos para todas’, aseguró una. Hablaron de maltratos, salarios miserables. ‘Si se te rompía el uniforme, agarrate’, siguió la víctima», señaló Infobae.
Una de ellas aseguró que le ofrecieron «el acompañamiento/prestación de servicios sexuales para un sponsor, que era Roncayolo, no podría acordarme si fueron una o dos veces y no me volvieron a preguntar porque enseguida dije que no, en el acto. Dicho ofrecimiento me fue hecho por Karina, lo hizo en forma telefónica y también personalmente. Me acuerdo que Karina me dijo como que le dé una mano o la ayude para poderme solventar a mí, el pasaje y los viáticos en general, yo sé que a eso se le llama hacer eventos, y me pidió la ayuda porque a ella le quedaba una comisión». El precio era ocho mil: seis mil para la promotora, dos mil para Juárez. Se negó y fue castigada.
Otra de ellas aseguró haber sido llevada a un hotel por Roncayolo: «Sé que estás sola, quiero ser tu amigo», le habría dicho. Se negó a besarlo en la boca, un hombre 50 años mayor. «Le hubieses dado un besito al viejo», le reprochó Juárez en su relato.
El informe del Programa de Rescate aseveró que «algunas mujeres entrevistadas manifestaron que era sabido que Roncayolo le solicitaba a la señora Juárez mujeres para mantener contactos sexuales. Afirmaron que a cambio les abonaba entre diez mil y quince mil pesos por la promotora que eligiese… Una de las mujeres manifestó te pagan tan poco que para hacerte otro sueldo te ofrecen prostituirte».
Según Infobae, otros relatos también «hablan de experiencias de proxenetismo de alto vuelo» como «viajes en avión privado con un empresario» y «visitas a un reconocido hotel en Punta del Este».