En el marco de un acuerdo abreviado, el juez de control de Santa Rosa, Gabriel Lauce Tedín condenó hoy a Nicolás Emiliano López y a Rubén Emiliano Torres a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por ser autores del delito de robo calificado por ser en poblado y en banda, en concurso real con privación ilegítima de la libertad agravado por el uso de violencia.
En el caso del primero se concursó ese delito con el de robo calificado por fractura de cerco y, además, se le revocó la condicionalidad de una pena anterior –había recibido dos años en suspenso el 30 de abril pasado– y se le unificó ambas en una pena única de tres años de prisión efectivos.
Las causas se resolvieron a través del acuerdo de juicio abreviado presentado por el fiscal Facundo Bon Dergham, el defensor particular Guillermo Barreto, la defensora oficial Paula Arrigone y ambos acusados. López es un empleado municipal de 31 años y Torres, un pintor de la misma edad.
El hecho en el que ambos estuvieron involucrados ocurrió hace tres meses, el 6 de mayo a la noche, cuando ingresaron junto a una tercera persona aún no identificada –mientras una cuarta persona hacía de campana o alerta en la vía pública– a una vivienda de la avenida Circunvalación Santiago Marzo Este, en Santa Rosa, tras romper la puerta de ingreso.
Allí, según dice el fallo, encerraron en el baño al propietario, «le taparon la cabeza con una camisa y le manifestaron: ‘no te muevas porque si no te pegamos un tiro, quedate tranquilo, no somos asesinos'». Posteriormente le ataron «las manos con precintos y los pies con una soga», le preguntaron «dónde tenía las llaves del local y el código de la alarma», lo agredieron con golpes de puño –dejándolo privado de su libertad– y le sustrajeron un celular.
Seguidamente, se dirigieron al local comercial (del damnificado), una empresa de transportes situada frente a la vivienda –en Circunvalación entre Corona Martínez y Savioli– y «sustrajeron 300.000 pesos y 2.500 dólares que se hallaban en el interior de una caja fuerte», añade la sentencia.
Con respecto al otro legajo, se probó que a las dos semanas, el 21 de mayo a la tarde, López sustrajo –del patio trasero de la vivienda de la misma víctima– una cortadora de césped luego de cortar el alambrado olímpico de dos metros de altura.
Filmaciones y una compra.
En los fundamentos de la resolución, y más allá del reconocimiento efectuado por los acusados, Tedín subrayó que del primer hecho «existe un registro fílmico de las cámaras de seguridad del local comercial, en el cual se observan dos secuencias. En la primera de ellas se ve perfectamente el momento en que los tres autores del delito cruzan la avenida Circunvalación en forma pedestre, viniendo justamente desde el domicilio particular de la víctima, mientras este aún permanecía privado de su libertad. Se aprecia cuando los tres sujetos llegan al local de transporte y dos de ellos –Torres y otra persona– se esconden detrás de un camión, en tanto que López se dispone abrir el lugar para ingresar primero».
«En la segunda filmación se aprecia cómo ellos mismos ingresan a la oficina. Claramente primero lo hace López, vistiendo un buzo rojizo con una gorra, luego Torres y finalmente el tercero que no se ha podido identificar aún –agregó el juez–. Se ve que permanecen en la oficina, ingresan al sector de la caja fuerte, revisan los cajones del escritorio, y luego de hacerse del dinero, se retiran en forma pedestre. También se ve cuando se llevan el dinero en un paquete».
En el acuerdo de las partes también se consignó que «en las filmaciones se aprecia con claridad la contextura y características físicas de los autores, así como la vestimenta de cada uno de ellos. Asimismo, de un análisis minucioso, puede verse con precisión, en diferentes pasajes, el rostro de López (…) A partir de esas imágenes también se comenzó a hilvanar el cauce de la investigación, pues un policía advirtió que uno de los hombres tenía colocado un cinturón marrón y beige, con dibujos «a rombos» en color marrón, símil cuero, idéntico al que poseía López en una fotografía obtenida por personal de la Brigada de Investigaciones en el marco de otra identificación que se le hiciera tiempo antes».
Más adelante, Tedín indicó que respecto de la sustracción de la cortadora, también existe una filmación en la que se observa nítidamente que «un Chevrolet Cruze estaciona, un hombre que viste una remera manga corta rosa y lleva colocada una gorra color rojo, se acerca al alambrado perimetral y luego de unos segundos vuelve al vehículo. En ese instante pasó una moto, y una vez que ella se alejó, el hombre nuevamente se dirige al alambrado».
«Esa secuencia fáctica fue observada en todo momento por un testigo, quien se hallaba circunstancialmente en el lugar, quien no solo observó la conducta desplegada por el imputado, sino que además lo caracterizó al decir que llevaba colocada una gorra tipo visera color roja y una remera manga corta rosa, en plena coincidencia con lo observado en el registro fílmico».
Un detalle más: el Chevrolet Cruze había sido entregado por su dueño a una concesionaria de la avenida Spinetto y el 16 de mayo había sido adquirido por una mujer, quien se presentó en el lugar junto a López, por 300.020 pesos; abonando 215.000 pesos al contado en pesos y dólares y acordando saldar el resto en cuatro cuotas de 38.000 pesos.