24 de Marzo de 2007 – Fallece Raul Oscar Quiroga, en Huanguelen, Provincia de Buenos Aires. Todos lo conocieron con el apodo de “El Tamayo”.
Jose Larralde lo inmortalizo en su milonga “El Tamayo”
Personaje popular de la mencionada localidad bonaerense. Al momento de su fallecimiento, no contaba con documento de identidad, por lo cual se supone que habría nacido en 1933.
Todo lo que conocemos de “El Tamayo”, es a través de la palabra de Larralde: Dentro del pago chico donde todos conocen a todos existe, casi siempre, un personaje curiosamente llamativo como el Tamayo. Cuenta El Pampa, al mencionar cómo compuso este tema, que él mismo forma parte del paisaje del pueblo. Tan predispuesto a hacer algún mandado como a empinar el codo, sin molestar a nadie, estaba enterado de cuanta novedad ocurriera en el poblado. A tal extremo, que Larralde no salía de su asombro preguntándose cómo hacía «este cristiano» para enterarse que él había regresado de alguna gira ya que regresaba en el más completo anonimato. Cuenta que una vez lo encontró “chupao” y le preguntó ¿por qué no guardaba esos pocos pesos que había ganado para algo más productivo que la bebida? recibiendo como respuesta: ¿Pa´qué guardar patacones si el saco tiene un aujero? Fue en ese momento cuando este magnífico compositor, peón de campo, vendedor de verduras, peón de albañil y tantas otros oficios de la llanura surera se propuso componer un tema con este personaje.
El Tamayo no siempre fue pobre ni vivió de las propinas: “alguna vez tuvo pilchas y otra vez tuvo caballo”, con el que era muy diestro y “galopió contra el viento y como un rayo”, así como en diversas tareas. Una de ellas era la caza de nutrias, que le permitía ganar unos pesos, “la nutria deja su real” en la que era un especialista, descartando las armas y aplicando un sencillo y muy particular método que involucra el dedo mayor de una mano, “agua, trampa y cuchillo”, finalmente, la más efectiva que el rifle, según su saber y entender, es la ayuda que ofrece un perro “y le llaman animal”. Tan rico en anécdotas “una historia en cada callo” y en personalidad ha quedado inmortalizado en esta milonga que ratifica, una vez más, una frase de su autor: “…lo que yo canto lo he vivido”.
En uno de sus conciertos, Larralde lo recordó diciendo: “Tamayo murió. Era de esos tipos con los que uno podía sentarse a hablar horas, y andar por esos lados finitos de la vida, que solemos pasar por alto. Los verdaderos”.
…¿Quién tiene tanta riqueza
como la tiene el Tamayo?…