Hay historias de lucha que conmueven. La de Carmen Hernández, una anciana de 104 años de Boyacá, Colombia, es sin dudas una de esas. La mujer debió atravesar dos veces la Covid 19. La segunda vez, estaba vacunada contra el virus del Sars-CoV-2, pero aun así, la enfermedad complicó su estado de salud y la llevó a terapia intensiva, donde finalmente fue dada de alta la semana pasada, ante aplausos y una gran ovación del personal médico del centro de salud.
Carmen es una luchadora nata. La primera vez que se contagió coronavirus fue en junio del año pasado en la residencia de mayores San José, en Tunja, en la que vive desde hace más de 25 años. Luego, y tras pasar la enfermedad sin mayores complicaciones, la mujer fue vacunada, precisamente el pasado 27 de febrero.
Sin embargo, el antídoto parece no haberla resguardado del todo: el 8 de marzo de este año ingresó a terapia intensiva debido a un segundo contagio de COVID-19, que agravó su estado de salud al punto que los médicos temían por su vida. Su cuadro era tan grave que necesitó oxígeno, informaron desde la Clínica María Josefa Canelones de Tunja, en la que estuvo internada durante 21 días. El problema fue que esta vez se trataba de una nueva variante que comenzó a atacar su cuerpo once días después de haber contraído el virus.
“Doña Carmelita”, como la apodaron en la clínica, es una paciente muy querida por el personal médico del lugar ya que, según dijeron, es una gran luchadora. Tal es así que antes de la pandemia, la mujer había atravesado un cáncer al que parece haber vencido con éxito. Durante su internación por COVID-19 no necesitó ventilación mecánica, aunque sí oxígeno. Su recuperación fue tan satisfactoria y rápida que los propios médicos no podían creerlo. El 5 de abril, fue finalmente dada de alta de la Unidad de Terapia Intensiva, en medio de aplausos y expresiones de cariño por parte del personal de salud que trabaja en el lugar. Ahora, se recupera en el asilo donde vive y se convirtió, sin quererlo, en la mujer más longeva en superar el coronavirus.
Una historia parecida fue la de una iraní, de 103 años, que contrajo una de las cepas más letales del virus y que, tras permanecer varios días internada, superó la enfermedad. La paciente había sido hospitalizada en la ciudad de Semnan, a unos 180 kilómetros al este de Teherán.
Hasta el caso de la anciana colombiana, esta iraní era de las personas más longevas en haber contraído el virus y recuperarse pese a su edad. La paciente iraní, cuya identidad fue reservada, estuvo internada, pero fue dada de alta rápidamente.
De acuerdo con expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los adultos mayores fueron los más perjudicados por el COVID-19 en Latinoamérica desde el comienzo de la pandemia. Si bien todos están en riesgo de contraer el virus, los ancianos tienen mayor probabilidad de enfermar gravemente si se infectan: las personas de 80 años mueren a una tasa cinco veces mayor que la media.
Por su parte, el informe de las Naciones Unidas “El impacto del COVID-19 en las personas mayores” sugiere que esto puede ser debido a condiciones subyacentes que afectan al 66% de las personas mayores de 70 años. Si bien las residencias o centros de atención a largo plazo han sido los más afectadas y representan entre el 40% y el 80% de las muertes por coronavirus en todo el mundo, el distanciamiento físico constituye un desafío particular teniendo en cuenta que la mayoría vive en asilos.
“La pandemia enfatizó las necesidades y vulnerabilidades que tienen las personas mayores en lo que respecta a su derecho a la salud”, afirmó Carissa F. Etienne, directora de la OPS. “Con demasiada frecuencia, no escuchamos sus voces y perspectivas cuando se trata de su atención. Los adultos mayores tienen el mismo derecho a recibir cuidados que cualquier otra persona. Ninguna vida es más valiosa que otra”, sostuvo.
Incluso antes de la pandemia, más del 50% de las poblaciones mayores en algunos países de ingresos bajos y medianos carecían de acceso a algunos servicios esenciales de salud, un problema mundial que se ha exacerbado con la llegada del virus.