lunes 30, junio, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

Hace 20 años restituían los restos de Panguitruz Gner a su tierra en Leuvucó

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Rosasmariano restitucion restos victorica 23junio2021

Luego de largas gestiones, el día 22 de junio de 2001 el Museo de La Plata entregó a la comitiva rankülche los restos del gran lonko Panguitruz Gner. Ya en La Pampa el día 23 con una cabalgata que lo trasladó de Victorica a Leuvucó, dio inicio la ceremonia.  

Panguitruz Gner (Mariano Rosas según el nombre que le dio su captor y padrino Juan Manuel de Rosas) gobernó en Leuvucó entre 1858 y 1877.

En enero de 1879, el coronel Eduardo Racedo profanó su tumba y envió el cráneo a Estanislao Zeballos a Buenos Aires, éste luego lo donó al Museo de Ciencias Naturales de La Plata y fueron depositados en un anaquel en 1889, bajo el número de inventario 292.
 
La ceremonia de restitución coincidió con el regreso de la ceremonia del we tripantü al territorio, luego de casi 100 años de silenciamiento. De esta manera la vuelta del gran lonko a su tierra fue un hito para la recuperación de la espiritualidad y las reivindicaciones políticas del pueblo rankel.
 
Esta restitución marcó un camino para el Gobierno de La Pampa y desde entonces se profundizó el diálogo y el acompañamiento a las comunidades en sus necesidades y derechos.
 
Desde su creación, el Consejo Provincial Aborigen (CPA) gestiona nuevas restituciones -ya se lograron tres: Panguitruz Gner, Indio Brujo y Gherenal- y trabaja acompañando la solicitud de la familia para el regreso del Toki Calfucurá al territorio.
 
Actualmente el CPA está presidido por la secretaria de Cultura, Adriana Lis Maggio, según Decreto 2.470/2020 del 22 de septiembre de 2020, en el marco de la Ley 1228 de su creación.

NOMBRE CRISTIANO

Panquitruz Gner (Zorro Cazador de Leones), hijo del cacique Painé de la dinastía de los Zorros, nació alrededor de 1820 en Leuvucó. En 1834, mientras cuidaba una caballada de refresco para un malón que dirigía su padre contra el pueblo de Rojas, cayó prisionero de tropas de frontera cerca de Melincué y fue llevado a Santos Lugares.

Juan Manuel de Rosas se interesó por él y lo apadrinó. Le dio su apellido y lo llevó de peón a su estancia de El Pino. Allí, el joven aprendió el castellano y a realizar las faenas rurales al estilo gaucho. Pero añoraba la vida en el monte y a los suyos y en 1840 escapó de El Pino y volvió a las tolderías de Leuvucó. Fue jefe de la confederación ranquelina desde 1858 hasta que murió de viruela en agosto de 1877.

En «Una Excursión…»-que trata extensamente sobre Mariano porque él presidía el consejo que debía firmar el Tratado de Paz que llevaba Mansilla-, Mansilla lo da a conocer en sus acciones y reacciones: es prudente y perspicaz.

«Al traer el cuerpo de Mariano Rosas estamos cumpliendo una voluntad suya de permanecer en sus tolderías; su deseo público de no retornar jamás a tierra cristiana. Las mujeres sabias le habían aconsejado que no saliera de Tierra Adentro, que si lo hacía caerían grandes desgracias sobre él y sobre su pueblo», explicó Germán Canhué.

«Creemos que con su regreso volverá la unidad a la nación mamülche (así se llaman a sí mismos: mamül, monte; che, gente) y de alguna manera se va a restablecer lo que era antes de que se violara su tumba. No va a ser igual -sonríe Canhué, dando a entender que lo suyo no es ingenuidad, sino alegría-, pero creemos que se vienen mejores tiempos para nuestro pueblo.»

A mediados del siglo XVIII los ranqueles ocupaban el sur de Córdoba, San Luis y Mendoza, y la provincia de La Pampa, desde el río Salado hasta el Atlántico y al sur hasta el río Colorado. En 1870 Mansilla estimó que eran entre 4000 y 6000 personas.

A medida que se fue corriendo la frontera, los ranqueles fueron empujados del monte de caldén, hacia la estepa más inhóspita del extremo oeste de La Pampa. Muchos se establecieron en Sarmiento, sobre el río Quinto. En 1899 les fueron concedidas 80.000 hectáreas -600 para cada familia- de la denominada Colonia Emilio Mitre.

«Actualmente, el territorio de la colonia se redujo a la mitad. Estamos en proceso para lograr la restitución de las otras 40.000 hectáreas», cuenta Canhué. Una de las razones que los llevaron a asociarse para obtener la personería jurídica es justamente la revindicación de esas tierras.

«En octubre de 2000 nos reunimos varios jefes en Algarrobo del Aguila, departamento de Chicalcó, y decidimos crear el consejo de Lonkos -cabezas- de comunidades indígenas de La Pampa», cuenta Canhué. El presidente es Oscar Guala, descendiente del cacique Yanquetruz.

«Mariano es un personaje que consideramos sagrado. Durante su gobierno se avanzó mucho en la agricultura, la ganadería, la cría de caballos, en parte, a raíz de la experiencia que había adquirido cuando fue cautivo de Rosas», agrega.

«Hay una necesidad de reparación histórica para los descendientes de Panquitruz Gner -afirma Ana González, coordinadora del INAI-. Pero queremos generar además un debate nacional que instale la necesidad de reconocer las raíces múltiples de nuestro pueblo.»

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