¿Cómo es un día laboral en la NASA? ¿Cómo se preparan los equipos para las misiones? La ingeniera argentina Clara O’ Farrell, que trabaja en esa agencia espacial y participó del equipo que diseñó el paracaídas supersónico de la misión Perseverance que llegó a Marte, dialogó con Télam sobre estas cuestiones y contó cómo es su día a día. Preparada para el desarrollo de un nuevo prototipo para la misión Mars Sample Return, describió cómo son las pruebas de ensayo, incluso aquellas en las que algo puede salir mal, y hasta de qué hablan entre sus compañeros en un día laboral.
En redes la conocen como gaucha espacial (@spacegaucha), un apodo que le puso su marido. Pero en el mundo es reconocida por sus contribuciones a los avances tecnológicos en el campo de paracaídas supersónicos, lo que le valió la distinción «Early Career Exceptional Public Achievement Medal» de la NASA en 2018. Antes de su charla en el evento de tecnología Campus Summit, la ingeniera dio detalles sobre su rol en la exploración espacial.
– ¿Cómo entraste a la NASA?
– Me encantaría decirte que siempre supe que quería entrar a la NASA, pero no es así. Yo soy de Olivos, provincia de Buenos Aires. Mis padres no son ingenieros ni conocía a alguien que trabajara en el espacio. Un compañero en el colegio tenía supuestamente una tía abuela que trabajaba en la NASA, pero era una especie de leyenda urbana. De chiquita quería ser bióloga marina, pero en la secundaria me di cuenta de que no era estar con los pingüinos todo el día. Así que con la orientación vocacional de la escuela me incliné a ingeniería.
Me fui a hacer la carrera a Estados Unidos y justo cuando llegué, en el 2004, habían aterrizado dos sondas en Marte. Había un montón de charlas, entrevistas, exposiciones y me empecé a interesar. Pero lo que más me gustaba era el equipo humano que estaba detrás de las misiones.
Así que me puse las pilas para lograr ser parte de eso. Estudié ingeniería aeroespacial en la Universidad de Princeton e hice un doctorado en el Instituto de Tecnología de California. En 2012 hubo un aterrizaje muy importante, el Curiosity, y ahí estaba el ingeniero argentino Miguel San Martín. Me propuse conseguir su mail y pudimos hablar y él me orientó.
A la NASA fue enviar el CV y llamar y llamar hasta que alguien se interesara. La pobre de Recursos Humanos todavía se acuerda de mí, y eso que somos 5.000 personas en el trabajo, porque la llamaba todos los días a ver si había alguna posibilidad. Cuando empecé a trabajar tenía 27 años y ya van casi diez.
– ¿Cuál es tu rol actual? ¿En qué estás trabajando?
Mi especialidad es la aerodinámica. Yo trabajo en el Jet Propulsion Laboratory (Laboratorio de Propulsión a Chorro) y mi rol se enfoca en cómo hacer para frenar cuando llegamos a Marte, que lo hacemos a una velocidad increíble de 7 kilómetros por segundo. Yo ayudo al diseño de los paracaídas supersónicos, es lo que hice para la misión Perseverance, y ahora estamos trabajando en el diseño de la próxima serie de misiones, que es traer muestras de suelo marciano a la Tierra. Para lograrlo tenemos que aterrizar una nave muy grande, y por eso estamos trabajando en un paracaídas muy grande y resistente.
– ¿Cómo es el diseño del paracaídas?
-El del Perseverance tiene 21 metros y medio de diámetro. El diseño es muy simple, como si le pidieras a un chico que dibujara un paracaídas, y la mayoría de los materiales está hecho de nylon. Lo que pasa es que está optimizado para ser lo más liviano y resistente posible. Además tiene que sobrevivir a un montón de ambientes extremos, por lo que hacemos muchas pruebas.
– ¿En qué consisten esas pruebas?
-La atmósfera de Marte es muy distinta a la de la Tierra, compuesta principalmente por dióxido de carbono, y además es mucho más tenue, mucho menos densa. Entonces no podemos generar condiciones parecidas a nivel del mar, así que muchas pruebas las hacemos en túneles de viento (un edificio con turbinas que mueven ventiladores enormes).
Pero para Lograr el escenario lo más realista posible tenemos que ir a unos 40 kilómetros sobre el nivel del mar y eso lo hacemos a bordo de unos pequeños cohetes. Inflamos el paracaídas y hacemos las pruebas.
– ¿Cómo se viven esas pruebas a nivel equipo? ¿De qué forma se preparan?
Aunque sea una simulación, tenés un equipo que puso muchas horas de trabajo y es ahí donde te das cuenta que en lo que más invertimos es en capital humano. Porque si falla es volver a hacer todo de nuevo, en especial todo el tiempo que nos llevaría volver a hacerlo y con gente que es muy especializada.
Hacemos un montón de ensayos y usamos la misma terminología del teatro: ensayo general, el “dress rehearsal” (en inglés), que es un ensayo con vestuario y lo hacemos en el mismo horario y exactamente igual a como si fuera real.
Y lo más divertido son los ensayos en que las cosas salen mal. Hay todo un equipo que trabaja en generar los escenarios de todo lo que puede salir mal: José se sacó la lotería y no va a trabajar mañana, se cayó el wifi, algo se rompió, que falte alguien clave porque, por ejemplo, a sus hijos les agarró varicela.