El Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos de la UBA trabaja para generar la construcción de órganos bioartificiales con el objetivo de disminuir la problemática de la escasez de donantes y pruebas medicinales. Los llamados órganos bioartificiales son matrices generadas con células humanas, y es la fabricación de una matriz totalmente artificial mediante una bioimpresora, a la que luego se le agrega células humanas.
Otra técnica, que es complementaria con la anterior, y con cualquiera de las otras alternativas, es la de tomar el órgano del donante, quitarle las células, y luego agregarle las células del receptor, lo que lo vuelve más compatible, y permite que no se produzca un rechazo por parte del sistema inmunológico porque las ve como propias, indicó la UBA en un comunicado.
Esta última es la técnica que viene trabajando el equipo de investigadores del laboratorio de inmunomoduladores y regeneración de órganos de la Facultad de Medicina de la UBA.
«La problemática del trasplante de órganos tiene dos aristas. La principal es la escasez de donantes, seguido de cerca por la necesidad de evitar que el órgano trasplantado sea rechazado», explicó el fisiólogo e inmunólogo, Eduardo Chuluyan, docente e investigador del Conicet.
Para que un órgano no sea rechazado, hay que reducir el trabajo protector del sistema inmunológico mediante la utilización de drogas inmunosupresoras.
«La inmunosupresión lleva a un aumento de infecciones, razón por la cual la mayoría de los trasplantados suelen tener procesos infecciosos reduciendo la sobrevida del injerto y del paciente», contó el experto.
Chuluyan añadió: «La técnica que nosotros realizamos en el laboratorio es, básicamente, tomar el riñón de un animal y sacarle todas las células. Lo que queda es una especie de hormigón, la idea es reconstruir ese hormigón con otras células».