La Coparticipación ha sido un tema de discusión, debate y rispideces eternos. Bueno, no eterno, pero si desde que se creó la provincia de La Pampa. Es una misma masa de fondos a repartir entre 79 intendentes (y presidentes de Comisiones de Fomento) con 79 realidades tan diferentes que van desde una ciudad como Santa Rosa a una localidad de 500 habitantes. Es una cuestión de decimales en los porcentajes que valen millones de pesos. Y lo que gana un pueblo, lo pierde otro. El gobierno provincial que reparte es uno, pero enfrente tiene 79 voces que, casi siempre, van a estar disconformes porque cada intendente lo ve desde su lugar. Y todos tienen su razón, pero que choca con la de otros.
La actual Coparticipación se venía debatiendo desde hace años, y también se le hicieron algunos «remiendos» con fondos adicionales. Uno fue el FOCOCO, creado como mecanismo de equidad para los pueblos más chicos frente a los grandes que tienen mayor recaudación. También se sumaron distorsiones que afectaban al índice, como la creación de empresas municipales de los más chicos para sumar puntos. Pero la definición de fondo se postergaba porque cada vez que se discutía se volvía sobre lo mismo: que se les saca a los grandes, que se les saca a los chicos.
Fue el gobernador Sergio Ziliotto, con el ministro de Economía Guido Bisterfeld, el que tomó la decisión de una salida a esta discusión «por arriba»: sumar un fondo estimativo de 3.500 millones de pesos a la plata que ya se reparte para que todos recibieran más, con un índice poblacional.
Antes de que el gobernador informara a los intendentes de la letra chica, el intendente de Santa Rosa, Luciano Di Nápoli, mostró su disconformidad. Y generó un hecho político: avisó a los medios de que no iría a la reunión en Vialidad Nacional y que haría un comunicado poco después.
Intendentes peronistas y opositores, de pueblos chicos y pueblos grandes, apoyaron la decisión del gobernador. «Todos recibiremos más fondos», «ayuda a todos» y «es equitativa y justa» fueron algunas expresiones de los jefes comunales. Hasta la vicegobernadora electa Alicia Mayoral dijo que es la «ley posible». En ese sentido, Di Nápoli quedó aislado. No hubo ninguno de sus colegas que lo apoyara, ni siquiera desde La Cámpora.
El intendente de Santa Rosa dijo que toda la Coparticipación debía ser rediscutida y puso el acento en el FOCOCO (un índice que beneficia a los pueblos chicos y que los equilibra con los grandes que tienen más recursos). Y afirmó que una ley así debía ser debatida en la Legislatura (de hecho, la ley va a la Legislatura y se va a tratar). Pero además las modificaciones a la ley benefician a Santa Rosa, porque ponen un tope a los recursos no tributarios de las municipales chicas (empresas propias) por lo que a largo plazo crecerá el índice de la capital.
La postura de Di Nápoli tuvo una clara intencionalidad de diferenciarse y posicionarse a futuro, tal vez pensando en la posibilidad de ser gobernador. No parece haber sido el tema (va a recibir más allá de que patalee 1.100 millones más al año, casi la mitad de los 3.500 millones) ni el momento (todavía no asumió su segundo mandato y en las elecciones su victoria distó de ser holgada).
Una cuestión es diferenciarse, la otra es aislarse. No parece haber sido la mejor táctica por el momento para sumar. Hay una máxima en política que indica que el que se apura, pierde.
(*) Norberto G. Asquini