La escena se repite: a altas horas de la noche, un servicio de transporte de caudales, carga lingotes de oro en un avión comercial con ruta a Londres. El destino final del metal es Suiza donde el Banco de Basilea lo va a ofrecer como prenda ante inversores dispuestos a poner fondos frescos.
No se trata de una ficción típica de la novela negra. Una vez más el gobierno va a enviar oro de las reservas del Banco Central como refuerzo para empujar un préstamo repo de unos 1.000 millones de dólares a través de Basilea.
Repo es el acrónimo en inglés de recompra. La operación consiste en que una entidad financiera vende a un inversor un activo con el compromiso de comprarlo en una fecha determinada a un precio determinado. «Es un préstamo corto y caro», sintetizó a LPO una fuente del sector financiero que agregó que «esto muestra la desconfianza que genera la Argentina, tiene que empeñar las joyas de la abuela para conseguir guita».
De los términos del repo se sabe poco y nada. La operación oro está cubierta por un manto de oscuridad. El tema salió a la luz por una denuncia Sergio Palazzo, el líder de La Bancaria, al límite de lo penal. Días después, Caputo tuvo que reconocer públicamente la operación. Sin embargo, no dio detalles sobre intereses, plazos, montos buscados y destino del financiamiento.
En el mercado entienden que la búsqueda desesperada de este repo es para cubrir el uso de encajes líquidos, a los que el equipo económico habría echado mano en un porcentaje no menor, para frenar la suba del dólar. Si bien no se trata de la porción de los depósitos que los bancos tienen que inmovilizar en el Central para garantizar la solvencia del sistema financiero, es la última caja disponible para intervenir en la cotización del dólar financiero.
«Van a cubrir ese rojo aunque seguramente tengan que reventarlos enseguida si la idea es sacrificar todo para contener la brecha», concluyó la fuente consultada.
«La decisión de Caputo va a contramano de la tendencia internacional en las últimas dos décadas, que marca que en muchos países de primer nivel buscan acumular oro en previsión de una eventual disrupción del orden global», advirtió a LPO Ricardo Aronskind, investigador y profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento.