Docentes y gremios sostienen que la muerte de Adriana Armella es un síntoma de un sistema educativo que presiona, somete a una burocracia asfixiante y ejerce violencia laboral. Como respuesta, pidieron que se articule entre normativas y herramientas con especialistas para tratar las situaciones que se presentan con estudiantes, padres y madres.
La docencia jujeña está de luto. El fallecimiento de Adriana Armella, que era vicedirectora de la Escuela Normal “Juan Ignacio Gorriti», de San Salvador de Jujuy, interpela a las autoridades del Ministerio de Educación y deja al descubierto la sobrecarga laboral de muchos docentes.
Las docentes de esa Escuela, la mayoría maestras, difundieron una carta abierta y realizaron una marcha de antorchas la semana pasada: “Adriana nos enseñó que la educación es un acto de fe en el mañana”, recordaron. Se les unieron docentes de otros establecimientos escolares con la consigna: «Basta a la violencia psicológica y laboral”. También hubo expresiones de solidaridad en Libertador General San Martín y otras localidades de la provincia.
Adriana Armella falleció del 21 de marzo tras un cuadro de ACV. El día antes había sufrido una descompensación en la Escuela, cuando mantenía una reunión de padres y madres que se subió de tono. Fue atendida por el servicio de emergencia y trasladada a un sanatorio pero al otro día le falló el corazón.
“Nuestra compañera de la tiza se descompensó en función, en el mismo lugar que dedicó años a sembrar futuro. Y posteriormente falleció. Su partida fue el último eslabón de una cadena de situaciones que nos interpelan como docentes a poner sobre la mesa una diversidad de situaciones por las que atravesamos diariamente”, expusieron sus colegas en un carta.
En este sentido, pusieron el eje en las múltiples tareas que deben desarrollar. “Nos exigen ser psicólogos improvisados, mediadores familiares, y burócratas perfectos en un sistema que prioriza papeles sobre personas. A diario, trabajamos en aulas superpobladas y recibimos niños que llegan con heridas sociales que ningún plan educativo contempla, familias, alguna de ellas con poder, que exigen resultados inmediatos y excelencia académica sin considerar las realidades que enfrentamos y nos ven como enemigos al solicitar apoyo especializado o simplemente comprensión”.
El Ministerio de Educación de Jujuy envió sus condolencias a la familia de la docente y a la comunidad educativa, y reconoció «la labor desarrollada por la profesora Armella; quien fuera una activa integrante de vasta trayectoria en la institución. Líder muy respetada y reconocida por el equipo pedagógico, por su perfil de gran persona, muy responsable y comprometida con el proyecto y misión para una mejor educación”.
«Que nadie muera por enseñar»
Las compañeras de la docente interpelaron al Estado: “Debería revisar sus protocolos, decisiones, acciones y exigencias burocráticas para que se traten realmente las adversidades y no quede desdibujada la figura docente que considera a cada uno de sus alumnos como sujetos únicos y valiosos», afirmaron.
El Colectivo Docente de la Escuela Normal “Juan Ignacio Gorriti” visibilizó la crisis que atraviesan con una marcha de antorchas. Una columna de docentes activas y jubiladas, padres, madres y estudiantes marcharon en silencio con velas y carteles a la plaza Belgrano: “Por nuestra compañera, por todos, por la educación que nos debemos”.
Las pancartas resumían los aspectos destacados que motivaron la protesta: “La escuela educa, pero la verdadera formación de un niño o niña comienza en casa. Los valores y empatía no se enseñan en una pizarra”, “Exigimos escuelas donde nadie muera por enseñar”.
“Detrás de cada chaqueta blanca hay una persona que también sangra cuando las palabras se convierten en cuchillos. No somos funcionarios de un mostrador: somos aliados en esta lucha por educar. Pedimos a todos empatía; que entiendan que cuando solicitamos comprensión, acompañamiento y presencia en diferentes situaciones, no es indiferencia, es responsabilidad de ustedes; porque debemos velar por todo nuestro grupo de estudiantes”, afirmaron.
Una docente, Brenda, explicó las dificultades que atraviesan en la práctica: “Una manifiesta la problemática con un alumno para ayudar y terminás denunciada. Y comienza una persecución entre adultos y al alumno lo dejan de lado. Y te notifica el directivo, llegan funcionarios, abogados. Cuando esas situaciones se deberían resolver articulando protocolos, circulares, y no culpar al que advirtió un conflicto, sino convocar a profesionales para solucionar. La escuela tiene que tener armonía para trabajar. Nosotras en las salas de jardín vemos diversas situaciones de los alumnos y tratamos de ayudar, escuchar, somos un sensor, compartimos horas con ellos; pero son los adultos que violentan las normas de convivencia”.
La docente Virginia Alemán, de la Escuela Normal, dijo que funcionarios del Ministerio de Educación que la visitaron en la semana se comprometieron a dictar talleres para la docencia y el alumnado.
La comunidad educativa tiene todavía fresco un caso similar al de Armella ocurrido en 2013, cuando falleció una docente con varios años de antigüedad.
“Nos sentimos solos, desahuciados, desamparados y a veces las denuncias que hacen después se resuelven y no pasó nada. Como les pasó a las maestras del jardín de la Escuela, las mandaron a otras escuelas. Las docentes que tenían que jubilarse no podían hasta que no salga el sumario. Se desestimó la denuncia y nadie del Ministerio de Educación salió a aclarar,” relató Alemán.
Por último, consideró que “el docente ha perdido identidad, hace 31 años que trabajo y en aquellos tiempos lo que decía el maestro era ley y ahora se transformó. El cambio debe ser para los padres (…). Hay que ayudar a las familias para que estén más involucradas con la escuela, necesitamos más compromiso de todas las partes”, concluyó.
Este domingo celebrarán una misa en memoria de Adriana Armella, en la Iglesia del barrio Huaico y allí las docentes definirán como continuar la visibilización del conflicto laboral.
Sobreexigencias
Se sucedieron expresiones de solidaridad de gremios. El cuerpo de delegados escolares y zonales de la Asociación de Educadores Provinciales de la Provincia de Jujuy (ADEP), publicó una extensa carta invitando a la reflexión sobre las condiciones laborales que enfrentan los docentes, “quienes se ven sometidos a exigencias que no solo exceden sus responsabilidades, sino que también afecta gravemente su salud física y mental. El caso que nos convoca no es aislado es el síntoma de una problemática que se repite y que amenaza con seguir ocurriendo si no se toman medidas urgentes”, advirtió.
También la agrupación docente El Hormiguero, expresó su solidaridad. “Frente a la valentía de decir lo que muchos no se animan, con la angustia que atraviesan y deben enfrentar. No callar es una decisión que nos fortalece a todo el colectivo docente”, afirmó.
Por otra parte, el Centro de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CEDEMS) expresó: “La consternación recorre a la docencia jujeña y a las familias de la escuela pública”. Y coincidió en que el caso de Armella “es la punta del iceberg de una cotidianidad en la que las escuelas son caja de resonancia de la crisis económica y social que vive la sociedad. Desde los escritorios de las autoridades se recarga de exigencias y tareas a la docencia, mientras se deslindan cada vez más responsabilidades”.
El dirigente del partido Igualar, Gerardo Luna, intentó ingresar en la Legislatura provincial, un proyecto para que se trate la emergencia en educación, tomando como base este hecho y otros,pero la nota fue rechazada ya que le pidieron que primero se dirija a la cartera de Educación, organismo que no respondió notas enviadas anteriormente.