Hasta hace poco tiempo, los análisis en La Pampa hablaban de un escenario de elección de tercios. El modelo 1-1-1 era claro: un diputado para el peronismo, uno para La Libertad Avanza y uno para lo que quedaba de Juntos por el Cambio. Una reedición, en formato local, de lo ocurrido en 2023 en las elecciones nacionales, donde irrumpió el fenómeno Milei y las tres principales fuerzas se repartieron el electorado en partes casi iguales.
Sin embargo, la dinámica política pampeana se reacomodó con el cierre de listas y el panorama parece haber cambiado. El radicalismo sufrió una debacle interna: el candidato más conocido «arrugó», no quiso poner la cara, y con ello se derrumbó la chance de sostener al partido en la pelea grande. A eso se sumó la ruptura con el PRO, que decidió migrar hacia La Libertad Avanza. Resultado: la UCR quedó debilitada, sin aliados y con un candidato joven y poco conocido, Federico Guidugli, empujado por los intendentes como un plan B. Si la UCR pampeana no consigue retener la banca en la Cámara Baja, algo que sería histórico, no solo sería una derrota coyuntural: tendría consecuencias en 2027 porque el resto de las fuerzas políticas le contaría las costillas en las negociaciones.
La UCR igualmente, apuesta a que se sostenga ese escenario 1-1-1 en octubre: afirman que los otros dos candidatos tampoco son conocidos, que la fuerza de Milei tiene un techo y que no llegará al 40% para meter dos diputados y que el peronismo pierde fuerza en las nacionales.
Ese escenario de una UCR complicada en el cierre abrió paso a otro esquema de análisis: el modelo 2-1. La disputa ya no parece ser de tercios, sino que se polariza entre dos fuerzas: el peronismo y La Libertad Avanza. El radicalismo, sin estructura competitiva, corre el riesgo de quedar relegado. Pero, todavía hay que verlo jugar en la campaña.
¿Qué implicaría este modelo 2-1? Que alguno de los dos polos principales —el peronismo o La Libertad Avanza— logre quedarse con dos de las tres bancas en juego. Para el peronismo, conseguirlo sería un triunfo resonante. No solo porque históricamente las legislativas le resultan difíciles y esquivas, sufriéndolas, peleándola contra un contexto nacional adverso y con un panorama interno en el que muchos le sacan el cuerpo a la campaña. Sino porque garantizaría dos votos firmes en contra de la «motosierra» y el ajuste que impulsa Milei.
Para La Libertad Avanza, el éxito sería igual de contundente: colocar dos diputados propios sería un espaldarazo a su crecimiento en la provincia y un refuerzo a la gobernabilidad nacional, asegurando dos votos a favor de su agenda de ajuste y batalla cultural que tapa un modelo económico que hace agua.
El Pro, su aliado, podría considerarse el más ganador de todos si consigue conservar una banca gracias a su nuevo socio, ya que coló la segunda candidata en la boleta violeta. Un escenario que parecía adverso, que lo dejaba al margen de todo y peleando por su supervivencia, ahora podría transformarse en una salida decorosa: mantenerse con representación en el Congreso sin quedar diluido del todo.
En definitiva, octubre está abierto al juego de ganadores y perdedores que definirá no solo las tres bancas legislativas en disputa, sino también el mapa político rumbo a 2027.
(*) Por Norberto G. Asquini (periodista)