lunes 19, mayo, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

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Se cumple hoy 1 año, del fallecimiento Alberto “Fueguito” Acosta

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Alberto acosta (fueguito)

22 de Febrero de 2022 – Fallece Alberto “Fueguito” Acosta, en la ciudad de Santa Rosa, Capital de la Provincia de La Pampa.

Su nombre autentico era Osvaldo Clemente Acosta, cantor y compositor.

Era nacido en la ciudad de General Pico (La Pampa) en Noviembre de 1960.

Fue Ricardo “El Flaco” Vaquer, quien lo apodo “Fueguito”.

«Mi madre, cuando cocinaba, cantaba», confesaba Acosta, de ahí su herencia artística. Desde niño se va apropiando de ese ritual y lo convierte en una práctica cotidiana, lo que le permite integrar el Coro de la Escuela Nº 57 de General Pico, dirigido por Alberto Benuzzi. El cantautor cuenta que para hacer el disco hizo una casa, en alusión a su trabajo de albañil y a sus dos obras solistas, «Un fueguito» (2005) y «Fueguito cantor» (2018), que no solo fueron paridas al pulsar las cuerdas sino también en el fragor de la lucha diaria con la plomada y la cuchara.

Estudió guitarra durante seis años con el profesor Delfor Rico. Empleado en la zapatería de don Roberto García y Gil, el dueño cumple un rol fundamental, junto al impulso del compañero de trabajo «Gringo» Violini, para que «Fueguito» empiece a mostrar en público sus cualidades en la guitarra y el canto.

Las primeras incursiones se concretan en los concursos del Cine Ideal, donde el resultado se dirimía por el aplauso de los invitados, o en la peña «El Alero», así como se suma a la grilla del parque de diversiones del Dr. Chalita y recorre gran parte del país.

Acosta interpreta al principio canciones del folclore nacional y a la par que compone sus propios temas, descubre el incipiente cancionero pampeano. Siendo un adolescente tiene el primer encuentro informal con un músico local en el tradicional restaurante «Rancho de la ruta» de Santa Rosa. Se presenta y conversa con Julio Domínguez, «El Bardino», quien lo aconseja respecto a la cultura regional al confiarle: «esta es la cosa nuestra». La amistad se consolida con el tiempo y hay un reencuentro en el Festival de Folclore de Cosquín.

Acosta viaja a este encuentro de la música popular empujado por anécdotas de que un cura lugareño ayudaba con alojamiento y viandas. Una vez arribado al pueblo no consigue dar con el párroco y debe arreglárselas solo. Sin palo donde rascarse y con la prepotencia de su juventud empieza a cantar en peñas que le aseguran una mínima manutención.

Dos hechos fundamentales sobrevienen en Cosquín, que lo van a marcar para siempre. Cuando los reclamos por los ríos pampeanos se manifestaban por medio de la intervención artística, Acosta interpreta la «Corralera del Atuel», frente a su propio autor, «El Bardino», quien lo alecciona y le agradece el gesto. Este reconocimiento es crucial porque termina de direccionar no sólo la temática de un repertorio sino el compromiso que implica componer canciones consubstanciadas con las luchas del pueblo y la responsabilidad de defenderlas en el escenario.

Después de una de las tantas actuaciones en el «Club del Ajedrez», es detenido en Cosquín por la policía cordobesa. Acosta permanece tres meses en prisión en Córdoba capital, donde es testigo del salvajismo de la última dictadura cívico-militar. Constata la opresión de primera mano en la tortura que padecen los compañeros, entre ellos los hermanos Santana. Una vez liberado acude inocentemente a la iglesia en busca de ayuda. Ante la respuesta comprende quienes son los actores involucrados en el terrorismo de Estado y también el significado que tienen las canciones contestatarias, las cuales van a signar tanto sus recitales como su discografía venidera.

En la década del 90 Fueguito se radica por primera vez en Santa Rosa. Ya trae historia sobre sus espaldas y un puñado de canciones con letras de Heraldo Hernández, entre ellas «Allí va Eliseo Tello», así como la relación con los artistas piquenses Juan José Sena o Escol Prado. En la ciudad capital crece el círculo de amistades, se destacan el «Paisano» Santajuliana, Guillermo Mareque, Teresa Pérez, Bustriazo Ortiz, Edgar Morisoli, entre otros.

Acosta resaltaba que su método de composición era «poner en melodías todo lo que el poeta escucha», porque son «sonidos que vienen en la escritura».

En la voz de «Fueguito» Acosta se concentraba la fuerza de la naturaleza pampeana, la historia de sus hombres y de sus pueblos, destacándose la conjunción de la tradición folclórica y las producciones emergentes.

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