Un equipo técnico pampeano viajó al Valle Inferior en busca de experiencias exitosas en la producción de frutos secos. Con ensayos ya en marcha en distintas localidades, la provincia apuesta a diversificar su matriz productiva con cultivos de alto valor y buena adaptación climática.
El aire fresco del Valle Inferior del Río Negro trae algo más que la brisa atlántica. En las fincas productivas de Viedma, donde los nogales y los almendros echan raíces fuertes, un equipo técnico pampeano encontró no solo ejemplares vigorosos, sino también ideas fértiles para el desarrollo futuro. Técnicos de la Dirección General de Recursos Naturales de La Pampa viajaron hasta la Estación Experimental Agropecuaria INTA Valle Inferior para conocer de cerca un modelo de producción de frutos secos que crece y se consolida.
Durante varias jornadas, los técnicos recorrieron plantaciones, dialogaron con productores y tomaron nota de cada detalle sobre el manejo, las variedades utilizadas y las condiciones climáticas que permiten que los cultivos prosperen. Avellanos, nogales, almendros y olivos formaron parte del menú de observación, en un contexto donde la producción regional ya muestra señales de consolidación.
“En Viedma han logrado avanzar con escalas interesantes y con calidad destacada. Tienen una experiencia valiosa que queremos evaluar desde nuestra realidad agroecológica”, explicó Carlos Bonnemezón, director general de Recursos Naturales.
La misión no fue un simple relevamiento técnico: fue una búsqueda estratégica. La Pampa se propone adaptar estos cultivos a sus propias condiciones, identificando zonas aptas y generando información que sirva como base para futuras inversiones.
ENSAYOS
El potencial pampeano no es una intuición. En la Chacra Experimental de Casa de Piedra y en Gobernador Duval ya se realizan ensayos con nogales, almendros y avellanos. Ambas localidades se benefician de la cercanía con el río Colorado, lo que garantiza disponibilidad de agua, un factor clave para estos cultivos. Los resultados preliminares son prometedores.
Más al norte, en el Vivero Forestal de Caleufú, olivos y almendros fueron implantados hace tres años y muestran muy buen desarrollo. Este año, se sumarán nogales al vivero para ampliar el espectro experimental. “Queremos llevar el ensayo también a Trenel y Santa Rosa. La idea es contar con datos concretos en distintas zonas de la provincia”, precisó Bonnemezón.
El cultivo de frutos secos, tradicionalmente asociado a zonas como Mendoza o el Alto Valle, empieza a perfilarse como una alternativa viable también para La Pampa. La clave está en la combinación de suelos, temperaturas y planificación técnica. Además, se trata de producciones de alto valor agregado, con mercados internacionales en expansión y posibilidades de industrialización local.
“El cambio climático y la necesidad de diversificar las economías regionales nos empujan a pensar en nuevos modelos. No podemos quedarnos con lo que siempre hicimos”, reflexionó un integrante del equipo técnico tras la recorrida. La apuesta pampeana no se limita a reproducir lo que funciona en otras provincias, sino a adaptarlo con criterio y respaldo técnico.
En paralelo, la Dirección General de Recursos Naturales busca promover la participación de productores interesados, generando capacitaciones, acceso a plantas y seguimiento técnico. La construcción de una nueva matriz productiva no se logra de un día para otro, pero las primeras semillas ya están sembradas.
Como los nogales jóvenes que vieron en Viedma, las ideas traídas por los técnicos aún son pequeñas. Pero ya tienen raíces. Y, con agua, tiempo y cuidado, pueden dar frutos en suelo pampeano.