La decisión de Twitter y Facebook de censurar a Donald Trump luego de la toma por asalto del Capitolio impactó a los líderes de la Unión Europea, que mantienen una larga pulseada con los gigantes de Silicon Valley, que se resisten a aceptar las leyes europeas.
Los líderes de la Unión Europea, que fueron los primeros en rechazar la violencia avalada por Trump, salieron al cruce de las empresas que decidieron censurar al republicano, shockeados por la decisión de estas dos empresas de bloquear la cuenta de un presidente.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, calificó el cierre de las redes de Trump de «muy problemático». A su vez, el ex ministro de Economía de Francia y actual presidente de France-Telecom, Thierry Breton, se declaró «perplejo» y el actual ministro francés de Economía, Bruno le Maire, advirtió que la regulación no puede hacerla una «oligarquía digital».
En efecto, LPO ya había señalado en una reciente nota, que analistas consultados consideraban que era el sistema legal de su país quien en todo caso debían accionar contra Trump, si es que sus opiniones por las redes sociales habían vulnerado alguna ley. La acción unilateral de Twitter y Facebook de bloquear sus cuentas, mientras deja abiertas decenas de miles o millones que propagan discursos de odio, podía considerarse un caso de censura y ataque a la libertad de expresión.
«El hecho de que el presidente de una compañía pueda desconectar el altavoz del presidente de Estados Unidos sin ningún control ni contrapeso es desconcertante. No solo es una confirmación del poder de estas plataformas, sino que también muestra profundas debilidades en la forma en que nuestra sociedad se organiza en el espacio digital», escribió Thierry Breton, actual comisionado de la Unión Europea para el mercado interno de ese bloque.
En América Latina, Jair Bolsonaro y Lopez Obrador tambien se mostraron en contra de la medida y compararon la medida arbitraria de las principales empresas globales con la Inquisición.
El periodista brasileño, Antonio Prata, abrió otro debate interesante en su columna dominical publicada en Folha con una encendida crítica a estas empresas a quien calificó de hipócritas. Prata escribió: «Entre los muchos cómplices de Trump, Bolsonaro y otros proyectos de dictadores mundial, quizás nadie tenga más sangre en sus manos que Twitter, Facebook, WhatsApp y YouTube. Fue (y es) a través de estas plataformas que se incubaron los miles de huevos de serpiente, se crearon, alimentaron, aprendieron las serpientes en las artes del racismo, machismo, anti-vacunación, negacionismo climático, terrorismo y nihilismo corrosivo que mueve el barco de los necios».
«Estas redes siempre han sabido sobre el serpentario. Para acomodar a los trogloditas y ganar más adeptos, incluso han cambiado sus reglas a lo largo de los años, pretendiendo que el veneno no era veneno, el diente no era diente, el estrangulamiento era solo un abrazo efusivo entre especies», continuó Prata quien también recordó que estas redes no hicieron nada cuando Bolsonaro las utilizó para amplificar un discurso reaccionario.
«Ahora, justo ahora, Facebook, Twitter y YouTube bloquean a Trump. Lo que está haciendo Bolsonaro en Brasil es tan o más serio que lo que hizo Trump en Estados Unidos. ¿Qué pasa, Facebook? ¿Qué pasa, Twitter? ¿Qué pasa, WhatsApp? ¿Qué pasa, YouTube? Las mentiras que pone Bolsonaro y usted amplifica son directamente responsables de la falta de oxígeno en los hospitales de Manaos. ¿Por qué no estaba bloqueado? Facebook es azul porque Mark Zuckerberg no ve rojo ni verde», agregó el periodista.
En Brasil hay una causa judicial abierta que investiga la distribución noticias falsas contra el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad, en plena campaña electoral y tiene a Carlos Bolsonaro como principal sospechoso e impulsor del «gabinete del odio» que se dedicaba a crear y difundir en las redes sociales fake news sobre los adversarios políticos de su padre.
El fondo de la discusión gira en torno a los límites del discurso que se publica y el criterio -arbitrario en este caso- de gigantes globales para prohibir la expresión de un mandatario electo por el voto popular, gracias a la capacidad legal que tienen de autorregularse, en un contexto en el que se investigan prácticas monopólicas de estas corporaciones.
Como explica el periódico La Vanguardia, en Estados Unidos rige la Sección 230 de la Communications Decency Act (CDA), que habilita a las plataformas a regularse por sí mismas y que las dota de un alto grado de inmunidad legal. En cambio, Europa lanzó en diciembre dos reformas para mantener bajo un control mucho más estricto su responsabilidad por lo que publican, así como la problemática que genera su posición predominante con acceso a datos confidenciales de potenciales competidores, situación que también está debatiendo el Congreso en Estados Unidos con Facebook, Apple, Google y Amazon en la mira.
Se trata de dos directivas, Digital Single Act y Digital Market Act, que prevén, entre otras medidas, multas si las plataformas no retiran en un tiempo determinado contenidos juzgados ilegales o incitadores del odio, a requerimiento de la justicia.
El CEO y creador de Twitter, Jack Dorsey, se vio obligado a dar explicaciones y publicó un hilo en su red social en el que defendió la decisión de su empresa de censurar a Trump: «Es una decision correcta pero peligrosa», analizó. «Tener que tomar estas acciones fragmenta la discusión pública. Nos divide. Limita el potencial para clarificar, redimir y aprender. Y establece un precedente que considero peligroso: el poder que un individuo o una corporación tiene sobre una parte de la conversación pública global», agregó.
El debate recién comienza y nada indica que bajo la administración del demócrata Joe Biden vaya a suavizarse. Como publicó The Washington Post «Silicon Valley se prepara para regulaciones más estrictas» y anticipó que la agenda parlamentaria de Biden tendrá este tema entre sus prioridades, y que lo que sucedió con Trump «expuso los riesgos de la falta de regulación».