Filipinas tiene una de las edades consentimiento sexual más bajas del mundo y acostarse con niños de 12 años ha sido legal durante décadas en este país del sudeste asiático. La legislación vigente, que data desde los años 30, dificulta definir qué es una violación y qué no. Y como es de esperarse, le abre la puerta de la impunidad a cientos de pederastas y violadores que esquivan sin problemas el castigo de la ley.
Pero algo está cambiando en Filipinas. O al menos, ya se dio el primer paso para ello. Sobre el cierre 2020, el Congreso, aprobó por amplia mayoría elevar a 16 años la edad de consentimiento sexual, también conocida como «ley de violación estatutaria» (aclaración: se define como «violación estatutaria a las relaciones sexuales con un/a menor de edad cuando el sexo es consentido por ambas partes, y no es forzado).
La decisión ahora quedó del lado del Senado que deberá debatir y votar el proyecto y la posterior ratificación del presidente Rodrigo Duterte para convertirse en ley.
A la hora de pensar en la nueva legislación, surgen tres puntos positivos fundamentales: (1) proteger a los niños de zonas en desventaja social -más propensos a la actividad sexual con adultos a cambio de bienes y favores-,(2) reducir las consecuencias de la actividad sexual prematura y de la alta tasa de embarazos no deseados o precoces -causa primaria en el abandono escolar adolescente- y (3) castigar duramente a los pederastas y violadores.
Según un estudio de Unicef realizado en 2015, uno de cada cinco niños de entre 13 y 17 años sufrió violencia sexual en Filipinas y ubica a esa nación como uno de los referentes mundiales de mayor producción y distribución de material pornográfico infantil.
Para la entidad que vela por los derechos de los niños, la baja edad de violación estatutaria es causa primaria de que estos índices de abuso infantil sean tan altos.
Capital mundial de la pedofilia
La ausencia de una legislación que proteja a los niños, ha convertido a Filipinas en la capital mundial de explotación sexual de menores a través de internet. Y las cuarentenas impuestas por los diferentes estados para combatir el coronavirus, confinaron a millones de personas en sus hogares, elevando el consumo de este material y empeorando los abusos hacia los menores.
Según un estudio publicado por la International Justice Mission, con sede en Washington, Estados Unidos, los casos de explotación sexual de menores a través de Internet se han disparado de forma drástica en Filipinas en los últimos años y pone a los padres en el centro de la escena, quienes acceden a los abusos sobre sus hijos a cambio de dinero.
Así las cosas, y ante los confinamientos efectuados a lo largo del 2020, puede contemplarse la posibilidad de que los menores estén encerrados precisamente con aquellos que los están explotando: sus padres o familiares cercanos.