Un informe reciente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) confirmó que “La Niña” tiene un 70 por ciento de posibilidades de llegar en noviembre, lo que afectará las condiciones climáticas en los próximos meses, que en nuestra región definirán lo ocurrirá con los cultivos más importantes de la campaña agrícola.
“La Niña” es un término meteorológico asignado a un año con precipitaciones por debajo de los promedios. De ocurrir éste fenómeno, sería la cuarta vez en los últimos 35 años que se registran dos años de sequía consecutivos. Cada vez que eso ocurrió se registraron las peores campañas a nivel productivo aunque gracias al avance de la biotecnología se podrían mitigar las pérdidas.
Esteban Copati, Jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, aseguró que “la segunda Niña se estaría confirmando para la primavera. Eso podría afectar en primer término al trigo y la cebada porque transitarán en esa época su etapa reproductiva en la que definen rendimiento antes de la cosecha que se realizará en noviembre. Además, el panorama será complejo para la campaña gruesa, es decir los cultivos de verano como la soja y el maíz. Desde nuestra entidad creemos que habrá una expansión del maíz, que podría ocupar una superficie implantada récord de 7,1 millones de hectáreas. En escenarios de pocas lluvias, el maíz tiene una gran ventaja respecto a otros cultivos porque tiene una ventana de siembra muy extendida entonces los productores utilizan esas herramientas para mitigar el riesgo climático”.
Desde la Asociación de Maíz y Sorgo de la Argentina (MAIZAR), Alberto Morelli, titular de la entidad confirmó los dichos del analista y destacó que “hay que analizar la fecha de siembra para pensar en qué momento se daría la floración del maíz y evitar que eso ocurra en un período de falta de agua. Hoy tenemos la oportunidad de correr la fecha de siembra y eso nos permite aprovechar mejor las precipitaciones”.
Explicó además que la campaña de maíz 2020/21, próxima a finalizar, se realizó en un año Niña y gracias al manejo agronómico se lograron mitigar los efectos climáticos. “Estamos ante una campaña que podría llegar a los 50,5 millones de toneladas y sería la tercera cosecha más importante del cultivo. Tenemos herramientas para lograr rendimientos aún en años complejos a nivel climático”.
La posibilidad que la biotecnología le dio al maíz, no la tiene la soja y eso -además de las cuestiones impositivas- es un factor determinante para comprender por qué muchos analistas estiman que la superficie de soja se reduciría en cerca de 500 mil hectáreas para la próxima campaña.
Esa limitante no es responsabilidad de la ciencia, sino de la falta de una legislación que permita a las empresas cobrar por la incorporación de tecnología en un cultivo que por distintas razones pierde cada año más protagonismo en el esquema productivo. Luis Zubizarreta, Presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA) aseguró que “variables como el clima no las podemos manejar, pero ante escenarios como éstos se pone en valor la necesidad de proteger patentes e incentivar a que exista más investigación y desarrollo para que el productor tenga acceso a mejores tecnologías ya que podría utilizar variedades de soja que le darían una ventaja productiva. Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de márgenes que tampoco permiten al productor el acceso a los últimos lanzamientos”. Zubizarreta sugirió que ante éste panorama el gobierno podría dejar de aplicar mecanismos fiscales que actúan como un desincentivo, para que aumente la producción, se generen más empleos y recursos para el estado.
Lo que resta ahora es determinar cuál será la intensidad del evento climático. En los años “Niña” las regiones agrícolas de Argentina reciben entre un 20 a un 30% menos de lluvias que las normales y en este caso afectarían la campaña agrícola más importante de nuestro país, la que define además cuáles serán los ingresos para el estado vía retenciones.