Jaime Durán Barba publicó el domingo su habitual columna en el diario Perfil, en la que fue pide que Mauricio Macri y Alberto Fernández «trabajen juntos» pasadas las elecciones. El asesor estrella del Presidente, que volvió al país la semana pasada , se refirió por primera vez a la transición.
En la nota titulada «El diálogo es la única salida», pide terminar con la grieta entre el kirchnerismo y el macrismo, en un giro curioso ya que durante toda la carrera política de Macri su principal consejo, acentuado en los últimos años, fue polarizar con Cristina.
El gurú ensaya una autocrítica al referirse a Alberto como «un buen candidato al que no supimos interpretar», y pide respetar el resultado de las urnas en lugar de hablar de «fraude», en un cuestionamiento a su rival interna en Cambiemos, Elisa Carrió, pero también en un contraste con Marcos Peña ya que por primera vez el gurú deja entrever que el escenario más probable es que Macri pierda en octubre.
«Si pensamos en una Argentina que se proyecte hacia el futuro, es indispensable que, pasadas las elecciones y gane quien gane, Mauricio Macri y Alberto Fernández conversen y trabajen juntos por el futuro del país, tanto en la política interna como en el ámbito internacional», dice en su columna donde además explica que «la alternancia es indispensable para que exista democracia: nadie puede perennizarse en el poder invocando ninguna causa».
«Muchos políticos tienen una visión apocalíptica de la vida y creen que la vida empieza y termina con ellos. Eso no es democrático», escribe y asegura que «en esta columna defendí siempre que el kirchnerismo era una realidad que no se podía destruir con persecuciones de ningún tipo».
«Mi insistencia sobre la vigencia del kirchnerismo fue interpretada por algunos como un deseo de polarizar con Cristina para que Mauricio Macri ganara las elecciones. Eso nunca fue así. Era obvio que la mejor candidata que aparecía en la oposición era la más temible. Simplemente fue el reconocimiento de una realidad que las urnas confirmaron plenamente, ampliada por Alberto Fernández, un buen candidato al que no supimos interpretar», asegura.
Lo curioso es que su posición actual y el llamado al diálogo contrastan con lo que escribió del peronismo tan solo unos meses atrás. En febrero, en la columna «Cristina, Maduro y el autoritarismo», emparentaba a la ex Presidenta con el líder venezolano y hablaba de ellos como los dirigentes «que odian la libertad de expresión y a quienes piensan con independencia, y que reúnen los ingredientes de una personalidad autoritaria: machistas, antisemitas, misóginos, homofóbicos y mesiánicos>».
«Las que cometen los asesinatos masivos en Venezuela son guardias revolucionarias paramilitares. Si Cristina gana las elecciones, cambia la Constitución, como anuncia, y arma a los barras bravas, a su Vatayón Militante de presos comunes, a los motochorros y a grupos de narcotraficantes para que maten a sus opositores tendríamos una guardia semejante», aseguraba el ecuatoriano.
También advertía que «si radicaliza su posición revolucionaria podría participar directamente del negocio del narcotráfico como lo hace la cúpula militar venezolana, apresar a los jueces que combaten el delito como anunció uno de sus voceros y dictar una amnistía preventiva para todos los asesinos y narcotraficantes. Sería una iniciativa revolucionaria novedosa del garantismo al frente del Ministerio de Justicia».