Es frecuente hacer rápidos análisis de desprestigio de las personas. Por el color, por la creencia, por condiciones social, por la sexualidad y hasta por el trabajo que desempeña. Un viejo adagio destaca: “No juzgues a una persona por su ropa, ni a un libro por su tapa”. Y “la ropa” significa –en este caso- la labor que desempeña.
Habitualmente escuchamos críticas cuando se hacen controles de tránsito, pero también nos quejamos cuando ocurre un accidente y nadie controló nada. Y hasta se arman grupos de WhatsApp para evitar los operativos callejeros.
Y los inspectores de tránsito, diariamente forman parte de nuestra escenografía castense. Con calor, con frío, con lluvia, con viento, con insultos, con desmanejos en una repartición que funcionó con piloto automático durante casi cuatro años, en fin…..
En el verano fueron muy criticados porque hicieron piquetes, cortaron las calles y prendieron fuego en las arterias céntricas, cuando ellos tienen que garantizar la transitabilidad por las calles castenses. Y los errores, también son parte de los humanos.
Quizás esta imagen tenga menos repercusión. Es más, seguramente tendrá menos lecturas y menor impacto político que aquella crónica veraniega en medio de una interna partidaria del actual oficialismo local.
Pero una vecina, capturó esta tierna fotografía. Una persona adulta mayor atravesando el cruce de calles Italia y España, con dificultades físicas. Y ahí estuvo una inspectora de tránsito para ayudar a esa abuela; para asistir a esa persona sin pedir nada a cambio; para colaborar con el prójimo quizás aun teniendo muchos más problemas –de distintas índoles- que la propia asistida…pero ahí estuvo una inspectora de tránsito. Y hoy la felicitamos. Porque una docente castense, ya fallecida, siempre decía: “las buenas costumbres, no pasan de moda”.
(*) Por Coclete Rosa