Hace tres meses comenzaban las primeras llamas de lo que luego sería un gran incendio. Millones de animales muertos y calcinados, miles de personas evacuadas, una decena de ellas muertas, hogares en peligro de destrucción, son algunas de las consecuencias que dejó este desastre natural.
Este jueves, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) compartió una serie de imágenes satelitales y en 3D que permiten visiblizar la catástrofe, monitorear el alcance del daño y las áreas en llamas de la Isla Canguro, Australia. Estas fotografías del antes y el después del incendio forestal generaron mucha tendencia, por lo que a los minutos de haberse publicado, las redes sociales ya estaban colmadas de tweets y posteos sobre el tema.
Según informó la NASA, alrededor de un tercio de la isla está compuesta por reservas naturales protegidas. Estos espacios albergan vida silvestre nativa que incluye leones marinos, koalas y especies de aves diversas y en peligro de extinción, incluidas las cacatúas negras brillantes que han sido salvadas del borde de la extinción durante el último dos décadas.
Además, el distrito de Victoria, en el sureste de Australia, extendió hoy el estado de desastre declarado a causa de los incendios forestales. Debido a esto, y ante el pronóstico de aumento de temperatura y vientos para los próximos días, llamó a la población a evacuar las zonas de peligro. Por su parte, en la Isla Canguro, la tercera isla más grande de Australia, las autoridades recomendaron a los residentes de la localidad de Vivonne Bay refugiarse en campamentos asignados para protegerse del fuego. Este desastre dejó hasta el momento un saldo de dos muertos y quemó 160.000 hectáreas.
En Nueva Gales del Sur, el estado más afectado por las llamas, unos 2.500 bomberos trabajan para contener unos 122 incendios, de los cuales la mitad se encuentran fuera de control.
Esta catástrofe causó la muerte de 26 personas, de los cuales, veinte de ellos fallecieron en Nueva Gales del Sur. Allí también hay 1.870 de las más de 2.000 casas quemadas en todo el país. La temporada de incendios, que comenzó en primavera, antes de los previsto, dejó una marca en la Oficina de Meteorología del país, ya que esta catalogó ese año como el más caluroso y seco en Australia