“Incertidumbre”, esa es la palabra que define el actual contexto económico en La Pampa. Los funcionarios del Ministerio de Hacienda comenzaron a preparar el próximo presupuesto de cara a una realidad que fue totalmente trastocada por una pandemia global casi sacada de una película de ciencia ficción, si no fuera tan dura y real.
El Presupuesto para 2021, el supuesto año pospandémico, tienen un condicionante para su armado: no se sabe qué va a pasar. El 2020 fue un año atípico en todo sentido, por eso es muy difícil de calcular los números para el próximo año.
Los números en la pandemia
Vamos a las limitantes. El Presupuesto que se arme depende de la pandemia, por lo tanto se trabaja sobre probabilidades más que pronósticos. No hay un horizonte cercano con vacuna a la vista que funcione, no se puede determinar en qué fase va a estar la provincia ni tampoco los gastos que seguirá requiriendo para afrontar las emergencias.
En este 2020 el Estado provincial modificó su funcionamiento. Hubo áreas que se sobreejecutaron y otras que se subejecutaron al ritmo de la pandemia. Se gastó en salarios (y con aumentos), en salud pública (un área que tuvo una fuerte exigencia) y en asistencia de Desarrollo Social para contener a quienes se vieron perjudicados por la caída en la actividad económica.
Este gasto se mantuvo a pesar de que los recursos públicos se fueron cayendo, tanto la recaudación provincial como la Coparticipación nacional. Había dos decisiones políticas a tomar en este contexto: o se ajustaba o se tomaban los ahorros, los saldos de los ejercicios anteriores. Frente a la pandemia se decidió no recortar en áreas esenciales y ahora se usarán hasta fin de año 1.750 pesos de los recursos que se tenían guardados.
Los puntales que tenía la gestión Sergio Ziliotto cuando asumió, la obra pública a través de viviendas sociales y los préstamos de promoción industrial, se tuvieron que ir posponiendo. Si bien se anunciaron obras que se tenían previstas como el asfalto en las dos principales ciudades, por dar algunos ejemplos. Ese plan de gobierno que tenía Ziliotto quedó a la espera de mejores tiempos y aplazado por una emergencia global que requirió otro rol y otro esfuerzo a los gobiernos.
Contexto nacional y crisis
También hay un contexto nacional que le da mayor complejidad a las reuniones diarias del equipo de Hacienda. En los últimos días incluyó la presentación por parte del presidente Alberto Fernández del Presupuesto nacional 2021, el ajuste el cepo cambiario y el avance sobre la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires. Sí habrá más fondos para La Pampa en obras, que aumentaría más del 250 por ciento con respecto al ciclo anterior.
El piso que había dejado el presidente Macri había sido muy bajo y de ahí la gran diferencia, además del apoyo del gobierno nacional a la provincia. Ziliotto ya estuvo hablando con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, sobre las necesidades financieras de la provincia que se deben tener en cuenta cuando se trate el proyecto en el Congreso.
Y vamos a lo bueno. La Pampa no es una provincia “estallada” como otras. No hay conflictos gremiales como el policial (y desestabilizador) de Provincia de Buenos Aires o de docentes como Chubut o Misiones. Forma parte de un grupo de jurisdicciones cuyas cuentas ordenadas a pesar de la pandemia permiten un respiro, como San Juan o San Luis.
Tampoco la situación sanitaria le estalló en las manos como ocurre en Santa Fe o Córdoba. De hecho, si las principales preocupaciones de las y los pampeanos pasan por los puestos de trabajo, la situación económica o la educativa, es porque la sanitaria fue controlada con eficacia.
En estos días el equipo económico de La Pampa afina el lápiz y trata de vislumbrar lo que puede pasar el próximo año. Tarea difícil en el reino de la incertidumbre en el que se convirtió la economía argentina golpeada por la pandemia y las crisis.
(*) Por Norberto G. Asquini