Los caminos se fueron allanando para que Vivaldo Sánchez, un joven wichí de la comunidad de María Cristina hoy pueda explorar el camino del rap -que cultivaba secretamente desde los 13- a través de su llegada a un centro cultural en Formosa, ciudad en la que se afincó este año para estudiar enfermería.
Detrás del seudónimo «Bandiel» y de sus rimas y denuncias al ritmo del freestyle, se encuentra el joven Vivaldo Sánchez, integrante del pueblo wichi y estudiante de enfermería en la Universidad Nacional de Formosa (UNaF) que en diálogo con Télam contó su historia y el modo en el que el rap lo ayudó a expresarse.
«Hoy me atrevo a escribir/ esto que llevo en mi memoria/ sí, a continuación voy a contar mi historia/ es un poco complicado de expresarme/ pero con el rap voy a desahogarme», narró al ritmo de sus fraseos.
Bandiel vive en la ciudad de Formosa desde este año porque vino a estudiar enfermería en la UNaF y se encuentra en el segundo cuatrimestre del primer año de la carrera: «Porque en la comunidad hacen falta los enfermeros», explicó.
La comunidad originaria a la que se refiere es María Cristina, ubicada a unos 600 kilómetros al oeste de la ciudad capital, donde nació Vivaldo hace 18 años.
En diálogo con Télam contó que su familia «es muy humilde, crecí viendo cosas feas, pero gracias a Dios todo se resolvió», dijo.
Bandiel es hincha de Boca, rapea y escribe sus propias letras desde los 13 años y, aunque reconoce que su familia no lo acompañó en un principio con el sueño del rap porque no entendía su pasión por esta disciplina artística, esa situación cambió con el tiempo y hoy sus padres y hermanos se alegran por sus logros.
El artista se presentó por primera vez el año pasado, en septiembre de 2019 frente a sus compañeros del colegio, en el Día del Estudiante.
«Siempre quise hablar, pero tenía un nudo en la garganta y a los 12 años empecé a escuchar rap. Me sentía identificado con las historias que escuchaba en esas canciones», relato.
Agregó que «cuando practicaba, lo hacía escondido, me encerraba en mi habitación con la computadora de Conectar Igualdad. En ese momento, tenía unos 15 años y me ponía mis auriculares, usaba el micrófono de la net y me ponía a rapear».
Entre risas recordó que «por ahí entraban mis hermanos o mis padres y me veían como a un bicho raro. No decían nada, por ahí me daba vergüenza y me callaba».
La familia de Bandiel está compuesta por sus seis hermanos que estudian; su papá Demetrio Sánchez, que es delegado de la comunidad wichi; y su mamá Nancy Gómez, artesana.
Para el artista del freestyle, la música tiene también la capacidad de sanar: «Escribí una canción que decía, que «mi papá estaba perdido por el alcohol / y me costaba ver el sol», hoy eso ya cambió, perdoné a mi padre y es algo positivo», enfatizó.
Seguidamente, recordó el camino que recorrió en el último año: «Llegué a la ciudad de Formosa y me acerqué al Centro Cultural Municipal, donde funciona la biblioteca Santiago Renevot. Ahí, conocí a Pistacho, que es un rapero de verdad. Siempre soñaba eso y empecé a estudiar», dijo.
Pistacho es, además de rapero, profesor de la primer Escuela de Freestyle, que fue creada por la Coordinación de Acción Social de la Municipalidad de Formosa.
Además, Bandiel recordó cuando se animó a presentarse en el colegio con sus rimas: «Fue en mi comunidad, estaba muy nervioso, mis profesores me apoyaron, algunos pensaban que eran ellos –los profesores– los que me escribían las letras».
El joven sueña con terminar sus estudios: «Poder recibirme de enfermero para poder ayudar a la gente, poder salvar vidas, igual eso no significa que deje el rap, ya me saqué el nudo de la garganta, pero me gustaría seguir contando realidades, contar mis cosas», compartió con esta agencia.
«Voy caminado por la calle/ mientras voy improvisando/ me junto con mis amigos/ vamos a estar disfrutando/ el día de hoy/ siempre estaremos luchando/ nosotros venimos desde abajo/ pero no nos quedamos callado», compartió.
El arte como herramienta
Para finalizar, dejó un llamamiento: «Les pido a los pibes y pibas que sigan luchando que no bajen los brazos, que no caigan en los vicios, que abracen a sus padres y hermanos, hay que superar los obstáculos de la vida».
Por su parte, Maria Clara Baldus, que es subcoordinadora de Acción Social del municipio formoseño, contó a Télam que esa entidad, al tener un perfil humanista, que desplegó una relación de trabajo y compromiso con la Asociación Civil Biblioteca Popular Santiago Renevot, hasta donde llevaron distintos ciclos culturales que tuvieron lugar en el Centro Municipal de Arte.
Entre ellos mencionó «Quiero Ser, en vistas al futuro profesional, Palabrerío, recibiendo a diversos escritores y literatos, Teatro Comunitario, con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y en el Ciclo Palabrerío, fue que conocimos a Bandiel y supimos construir una relación de cooperación y crecimiento, tanto personal como artístico», dijo.
«Desde la Coordinación, utilizamos el arte como herramienta de transformación social, ya que es de vital importancia para el desarrollo de capacidades intelectuales y cognitivas, expresar libremente pensamientos y emociones, construir autoestima, crear, aprender e innovar, en definitiva, el arte funciona como agente promotor de libertad y desarrollo personal», cerró la funcionaria comunal.