El enfriamiento de la negociaciones con la Argentina, y la amenaza velada de una cesación de pagos encadenada con Egipto, dejó a los representantes de los países socios del FMI en llamas.
El principal aliado del país ante el organismo es el director de China, Zhengxim Zhang, que esta semana jugó fuerte en favor de la Argentina. Zhang envió una nota interna al board del FMI donde comunicó que si el Fondo sigue demorando la aprobación del acuerdo, China autorizará a la Argentina a usar el segundo tramo del swap para abonar todos los vencimientos con el organismo. La provocación no es menor, porque barre con el rol de prestamista de última instancia del FMI, figura que explica la esencia del organismo.
La carta impactó a Elizabeth Shortino, la directora de EEUU que tiene el poder de veto. Pero la interna que atraviesa el FMI debilita la posición norteamericana. Tal como contó LPO, Estados Unidos considera prioritario el rescate a Ucrania y la demora de esos fondos motivó que Gita Gopinath, representante en los hechos del Tesoro y número dos del FMI, confrontara a Kristalina Georgieva, designada por Europa, por el retraso de los desembolsos.
A esta secuencia se sobreimprime en la dinámica del organismo que la subestimación respecto a de los foros multinacionales que desplegó la política exterior de Donald Trump no resultó gratuita para la influencia de Estados Unidos en el FMI.
Respecto a los fondos chinos, Argentina posee un swap de monedas con China por 130.000 millones de yuanes, equivalentes a USD 19.000 millones. Este swap que fue renovado por Massa y Pesce en su reciente viaje a Beijing los próximos tres años, representa hoy el 60% de las reservas brutas en poder del Banco Central.
Durante el viaje de Sergio Massa a China, se acordó que Argentina pueda acceder a la aplicación del equivalente a USD 5000 millones para financiar las compras al gigante asiático y pagarle al Fondo Monetario Internacional.
Este monto podría renovarse por otros 5000 millones, a medida que se utilicen los anteriores. Al momento, 14.000 millones, permanecen asentados en las cuentas del Banco Central como un crédito para refuerzo contable de las reservas internacionales.
En un marco de creciente acercamiento a China de la coalición oficial, el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, afirmó a LPO que China está asumiendo el rol de prestamista de última instancia. «El FMI está en pleno deterioro. La volcaron en 2001 cuando cortaron el crédito y desataron la peor crisis del país y luego vino la gestión Trump que le otorgó al país una megafinaciamiento por encima de todos los estándares, y se bendijeron políticas inadmisibles. Si siguen trabando el acuerdo este sería el tercer caso de mala praxis en dos décadas», afirmó Vanoli a LPO.
Sobre la intención de China de financiar los vencimientos argentinos ante el FMI, hay quienes interpretan que el interés del gigante asiático es impedir la cesación de pagos debido a que en caso de caer el acuerdo con el Fondo, arrastra todas las inversiones comprometidas en el país que se canalizan vía créditos otorgados por los bancos estatales chinos atadas al cumplimiento de estas obligaciones como garante del financiamiento.
De hecho fueron los voceros de Cancillería quienes aseguraron que todo el paquete de inversiones chinas estaba condicionado a que el gobierno argentino cumpliera con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Bajo esa lógica se entiende el interés de China de que Argentina no entre en default con el organismo.
Sin embargo, cuando se renovó el swap con China por tres años, el embajador argentino Sabino Vaca Narvaja destacó que por primera vez ese acuerdo no tuvo como requisito que la Argentina este performing con el FMI. No está claro que esa salvedad se extienda a los convenios de inversión directa de la potencia asiática en el país.