El radicalismo pampeano transita la recta final de la campaña legislativa aferrado a una idea que suena tan desafiante como seductora: construir una tercera posición en medio de la polarización entre el peronismo provincial y los libertarios. Una apuesta de alto riesgo, pero también de proyección federal, inspirada en lo que podemos denominar el «modelo Pullaro».
La UCR esta vez en solitario ya que el Pro se alió a La Libertad Avanza, intenta recuperar su identidad y posicionarse en ese espacio del medio, «ni kirchnerista ni libertario», que en el país encarnan los gobernadores nucleados en el grupo Provincias Unidas. Entre ellos, Maximiliano Pullaro —el mandatario santafesino— aparece como la figura más visible y con mayor ascendencia sobre los sectores radicales del interior que se resisten a la experiencia libertaria.
No es casual que el candidato a diputado nacional, Federico Guidugli, haya mantenido contactos con el entorno de Pullaro, buscando referencias y apoyo político. Aunque el gobernador de Santa Fe no ha manifestado todavía un respaldo público, en la UCR pampeana confían en algún gesto en los próximos días. En ese espacio de Provincias Unidas también se ubican los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Carlos Sadir (Jujuy), todos con un discurso de defensa del federalismo, la producción y el rol activo del Estado.
El objetivo no es menor para la UCR pampeana: debe alcanzar entre 17 y 22 puntos para poder retener la banca, si es que ninguna otra fuerza supera los 40. En el comité provincial saben que la pelea es cuesta arriba, pero también que el contexto nacional los favorece. La Libertad Avanza atraviesa semanas complicadas: la crisis económica, el desgaste del presidente Milei y los escándalos políticos —como la renuncia de José Luis Espert por el narcoescándalo— han desinflado parte de su empuje inicial. En ese escenario, el radicalismo intenta capitalizar el descontento con un mensaje de equilibrio y defensa de las provincias.
El discurso radical pampeano se ha ido alineando con ese tono federal, pero desde el antiperonismo. Una apelación al mismo sentimiento de defensa de La Pampa frente a las políticas centralistas y porteñas que afectan a la producción, la industria y los recursos provinciales. En definitiva, una defensa del Estado y del interior profundo, sin renunciar a su perfil opositor al PJ.
En las últimas semanas, dirigentes de la UCR repiten una consigna que sintetiza el espíritu de campaña: «Defender a la Pampa sin ser parte del peronismo, y sin entregar el Estado al mercado». Una línea que busca instalar a Guidugli y al partido como alternativa racional frente a la grieta.
Los estrategas del radicalismo saben que todo dependerá del voto del interior y de cuánto logren romper la polarización dominante. En Santa Rosa el radicalismo conserva un piso sólido; en General Pico la disputa es más incierta. Pero en varios pueblos perciben que el voto radical puede recuperar espacio entre quienes se desencantaron de los libertarios y no quieren al justicialismo.
Así, el sueño de la UCR pampeana para octubre tiene un modelo, el de Pullaro, al que referenciarse. Un radicalismo que defiende al interior, que busca equilibrio, y que se anima a desafiar la polarización con una apuesta federal y de centro. Una tercera posición que, si logra consolidarse, podría devolverle a la UCR pampeana algo más que una banca.
(*) Por Norberto Asquini