«El 14 de octubre del 2021 a las 22.13 horas, el imputado Giménez, amparado en la oscuridad de la noche, recibió en su casa a Carlos Curruqueo y lo mató de cuatro disparos en la cabeza». Con estas palabras el fiscal Pezzeta comenzó -, el viernes al mediodía- su alegato frente a la jueza de Garantías de Río Negro, Agustina Bagniole. Durante la audiencia de formalización, el fiscal presentó una serie de pruebas que complicarían la situación del imputado, y que quizás permitan esclarecer de una vez por todas qué fue lo que le ocurrió al pampeano.
Pala mecánica.
«Ante la amenaza de que se iba a llevar la camioneta Toyota porque no se la pagaba, Giménez convocó a Curruqueo a su casa para saldar esa deuda. Una vez allí, le disparó con una carabina calibre 22 y envolvió el cuerpo en una lona. Luego lo trasladó 700 metros hasta la chacra de al lado, y arrojó la Kangoo de la víctima con el cadáver dentro del baúl a un pozo que había hecho con una pala mecánica», especificó Pezzeta.
Para sostener esta hipótesis, los investigadores presentaron a la jueza una serie de pericias que el equipo policial realizó desde que la familia de la víctima radicó la denuncia, consumada un día después del asesinato.
«En primer lugar, las cámaras de seguridad captan al auto de Curruqueo ingresar al barrio María Elvira de la localidad de González Oro, pero no lo ven salir. De esta manera, y también teniendo en cuenta los mensajes que se intercambiaron telefónicamente la víctima con sus familiares, se induce que el último lugar donde estuvo Curruqueo fue en la casa del imputado. Y además, el can adiestrado que utilizó la policía detectó el olor de Curruqueo en la casa de Giménez», afirmó el fiscal.
A esto se le suma que «tres días después de la desaparición se constató que el alambrado que separa la chacra de Giménez con la contigua tenía un corte de un largo de seis metros, lo que permitiría ingresar un vehículo, y acceder al sector donde se realizó el pozo. Y teniendo en cuenta que en la misma casa del acusado hay una pala mecánica que él sabe manejar, la hipótesis está por demás de sustentada», detalló el funcionario judicial.
Lona.
El cuerpo de Curruqueo estaba envuelto en una lona con características similares a otras dos que fueron secuestradas en la vivienda del imputado, durante un allanamiento.
«Los tres ejemplares reúnen las misma características físicas: el mismo color, la misma textura y el mismo dibujo con relieves», sostuvo Pezzeta.
Asimismo, «la pericia de las cuatro balas extraídas del cráneo de la víctima arrojaron el resultado de que eran calibre 22, y por las escuchas telefónicas se pudo establecer que Giménez tenía en su casa en el momento del asesinato una carabina de ese mismo calibre, la cual posteriormente fue secuestrada durante un allanamiento. No obstante, aún no están los resultados de las pericias para cotejar que las balas provinieran de ese arma de fuego», agregó.
«El lugar del episodio es una zona despoblada, donde alrededor de la chacra de Giménez no hay vecinos. Por lo tanto, al momento de cometerse el hecho estaba en su casa al amparo de oscuridad», manifestó el fiscal.
Pozo.
Por otra parte, el funcionario judicial destacó que «la pala mecánica es de propiedad del empleador del imputado, y está en un galpón a disposición del acusado durante todo el día, porque tiene la llave. Según el informe de Criminalística, la pala tiene las mismas medidas, o aproximadas, a las del pozo donde se encontraba el vehículo de Curruqueo».
«Además, al terreno donde se ocultó el cadáver solo se puede ingresar por dos lados: por un portón que linda con la chacra de Giménez (que tiene un candado cuya llave posee el imputado) y por otro camino por el cual hay que atravesar propiedad privada. No obstante, el único camino que existe para acceder a donde estaba el cuerpo es por la propiedad de él», explicó el fiscal.
Condena.
Con toda esa evidencia sobre la mesa, la jueza decidió dictarle al imputado cuatro meses de prisión preventiva por el riesgo de entorpecer la investigación o de darse a la fuga. La acusación del fiscal y la querella fue de «homicidio agravado por el uso de armas de fuego», y la pena estipulada por el Código Penal va de 10 a 33 años de prisión de cumplimiento efectivo. (Fotografía: diario Río Negro)