El próximo domingo serán las elecciones provinciales en La Pampa. Ya está todo jugado en una campaña que ha sido distante para la mayoría de las y los pampeanos, cuya principal preocupación es sobrellevar la crisis económica. La tendencia en las urnas es clara: el viento de cola del PJ, la mochila de plomo de Cambiemos
El viento de cola
Esta campaña electoral fue extraña para muchas y muchos pampeanos. Con la elección provincial desdoblada de la nacional, con las preocupaciones diarias que los aquejan y la sensación térmica de que está todo dicho a favor del oficialismo local, la sociedad la mira desde lejos. Ha perdido atractivo.
Hay un sabor a que el PJ va a sostener su continuidad al frente de la gobernación, y esta sensación está basada tanto en algunas encuestas que maneja el gobierno como en el desarrollo de la campaña. Esta elección se quiso provincializar, pero se provincializó lo nacional. Los temas urgentes, los que prevalecen, son producto del malestar social por la crisis económica: inflación, despidos, falta de trabajo, cómo llegar a fin de mes. Un clima nacional que ha golpeado en las urnas una y otra vez en las últimas elecciones provinciales a Macri y a Cambiemos.
Con las críticas que se le puede hacer desde el arco no peronista al antiperonista, el PJ mostró que es el único proyecto viable en tiempos de crisis. La campaña de Sergio Ziliotto no dejó dudas. Y el contexto empuja: con la debacle permanente de Macri, el peronismo ha resurgido como alternativa en el país, y eso le da además viento de cola para impulsar las elecciones locales. Lo muestran desde el crecimiento de CFK en las encuestas y lo que generó en torno a su libro hasta el contundente triunfo de Juan Schiaretti en Córdoba con el peronismo federal.
Ese mismo empuje que se observa en lo provincial se ve en las campañas locales del PJ. Luciano di Nápoli acompañado por todos los colores del peronismo santarroseño va por la renovación en la capital pampeana y Fernanda Alonso con el vernismo piquense por la continuidad, pero con la promesa de cambios en una gestión que no ha sido la más dinámica. Es el peronismo el que está al frente de las preferencias. Y sus dirigentes hasta apuestan a descontar en localidades donde gobierna la oposición: Intendente Alvear, Parera, Realicó, Victorica. Del susto de 2017 y de la zozobra de 2018, el clima hoy en el segundo piso de Casa de Gobierno es de tranquilidad.
La mochila de plomo
Cambiemos sobrelleva la «mochila de plomo» de Macri. Aceleró su campaña en las últimas semanas para descontar terreno. Sus candidatos trataron de ocultar la marca nacional y desdibujaron la alianza provincial y los radicales trataron de «radicalizar» su discurso. No hay amor en esa coalición.
Un analista del oficialismo indica al autor: «Está planchado ese voto, el candidato elegido no ha sido el mejor desde lo discursivo. Pero hay quienes se pueden sumar desde el antiperonismo o no estén manifestando un voto a esa lista por vergüenza. Desde ya, fue perdiendo caudal hacia la derecha por el tiernismo y desde el progresismo hacia el socialismo. La gente los identifica con Macri».
En Santa Rosa Leandro Altolaguirre lanzó en esta arremetida por su reelección una serie de inauguraciones de apuro y trató de emparchar la ciudad. El interrogante para el domingo es si tres años de falta de gestión pueden ser sustituidos por algunas semanas de fotos en los medios. Su discurso contra Di Nápoli muestra que la estrategia es pegarle porque los apoyos a su continuidad no serían los suficientes.
En General Pico el macrista Martín Maquieyra tuvo que cambiar también su estrategia. Pasó del Fiat 600 rojo y una campaña de la alegría tardía a un discurso más adusto. A diferencia de los radicales, metió en la campaña a último momento a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, con el amarillo que hacía tiempo no se veía, que envió un video para respaldar al principal candidato del gobierno macrista en La Pampa.
Los que la pelean de atrás
A Cambiemos como opción también le jugó en contra el tiernismo. Que haya alternativa peronista al PJ hace crecer esa tercera fuerza, si bien su referente tiene un techo, y hace además disminuir las del campo no peronista. Paso en 2003 y en 2011, donde las coaliciones encabezadas por la UCR tuvieron sus peores performance y el independiente puso su voto a una tercera opción filoperonista. Condiciona al tiernismo que es una fuerza en la que solo cuenta en las urnas el candidato que encabeza la boleta, no tiene estructura al interior y su principal figura electoral tiene un piso importante, pero también un techo bajo.
Desde otro lugar, también le compite a Cambiemos el socialismo, crítico al gobierno nacional y a sus representantes en La Pampa. Es la opción no peronista anti-Macri que busca representar a los independientes que fueron decepcionados y golpeados por el gobierno nacional.
Detrás del Frejupa y Cambiemos, las dos coaliciones electorales más importantes, están seis fuerzas que buscan por su cuenta un lugar en la legislatura y los concejos deliberantes. Hay que ver cuáles serán bendecidos en las urnas.
El domingo 19, finalmente, se conocerá el resultado de una nueva elección provincial. La tendencia es clara. Festejarán los de siempre, la sufrirán los que apostaron a un gobierno nacional que derrapó en la actual crisis económica.
(* ) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)