Los gabinetes inaugurales sirven para reflejar las continuidades o los cambios en el rumbo de los nuevos gobiernos con respecto a los salientes. El anunciado por el gobernador electo Sergio Ziliotto, si bien tuvo poco de factor sorpresa ya que se conocían la mayoría de los nombres de los ministros, da cuenta de la continuidad con la gestión vernista, con un condimento de renovación.
Los gabinetes del PJ pampeano han sido el reflejo de su predominio en la política provincial. El criterio de su integración desde la década del 90 ha sido el peso partidario más que la compensación a otros sectores o la ampliación de alianzas. Los gobernadores han elegido principalmente personas de confianza o de su círculo íntimo, con conocimiento de las áreas que van a ocupar.
Con una elección ganada con el 52% de apoyo, que legitima electoralmente al nuevo mandatario, y con la garantía de Carlos Verna como actor central, Ziliotto conjugó en su gabinete históricos funcionarios vernistas con el enroque, rotación y ascenso de funcionarios integrantes del «Club de los 40» y la incorporación de nuevos «técnicos». Si Verna en 2015 compensó luego de una interna a algunos sectores más allá del núcleo de ministros vernistas, esta vez se privilegió un equipo de gabinete todavía más homogéneo. A pesar de las malas caras de otros sectores.
El ojo puesto en mañana
¿Cómo mira la sociedad al nuevo gobierno de Ziliotto? El ojo está puesto en qué se va a hacer, pero también en qué se va a mantener. ¿Será más de lo mismo o un salto adelante? En una provincia de certezas políticas, donde la continuidad es estructural, hay que tener en cuenta qué fue lo que votaron las y los pampeanos: mantener y defender lo conseguido, sostener la gobernabilidad. Para quienes votaron por el PJ, esa certeza da tranquilidad, para la oposición resignación al no cambio.
Los liderazgos peronistas siempre combinaron novedad y tradición. Es lo que se llama pragmatismo. El gabinete de Ziliotto encarna el corazón del vernismo como línea predominante del justicialismo y la continuidad de La Pampa peronista. Pero también es el primer gobernador del ciclo pos generación del 83. De ahí que más allá de las permanencias, tiene ante sí el desafío de ser la transición hacia otra época política en La Pampa. Ahí estará la búsqueda de una épica propia como ismo embrionario del PJ, más allá de mantener lo dado.
La nueva agenda del peronismo
Las únicas manifestaciones en contra del gabinete fueron de sectores feministas y de derechos humanos, militantes en la agenda del cambio de políticas. La permanencia y continuidad del peronismo, el histórico o tradicional, en los últimos 36 años es un hecho en La Pampa. Pero esto no significó estancamiento. Durante la década larga del kirchnerismo en el poder, hubo cambios en su interior. Así como los gobiernos kirchneristas lograron conjugar la agenda social del peronismo con la de los «nuevos derechos» del siglo XXI , el justicialismo local no quedó ajeno a estos avances adoptándolos como propios. Aún de aquellos sectores que quedaron enfrentados al kirchnerismo como el vernismo, que los incorporaron a la agenda política y pública en los últimos años, sobre todo frente al macrismo en el poder.
Hay políticas de estado en La Pampa que son inamovibles como la defensa de los recursos hídricos, en clave de derechos ambientales. Hubo también en materia de género avances como la conformación de una Secretaría o la ley de paridad en cargos legislativos. El apoyo de Ziliotto como diputado a la despenalización del aborto, justamente hoy el próximo gobernador, es una muestra de esos cambios. Pero también se debe observar que el avance de las mujeres en los lugares de primera línea es una construcción política permanente frente a estructuras patriarcales y no algo dado por el solo hecho del género.
En materia de derechos humanos esos avances se reflejaron en la creación de un área o el respaldo activo a los juicios contra delitos de lesa humanidad en La Pampa. Las críticas al funcionario que ocupará la subsecretaría por su participación en una gestión puntual se nos aparece anecdótica. El responsable del área en la próxima gestión será el propio ministro, que además amplió la estructura de DDHH para abarcar una mayor cantidad de casos.
Hay una tensión permanente entre discursos y prácticas, y entre prácticas políticas tradicionales y prácticas con perspectiva de género. El próximo gobierno deberá mostrar cómo resuelve esa tensión en sus acciones y decisiones.
Maquiavelo afirmó en su obra que la fórmula del príncipe para elegir a sus secretarios es que deben ser capaces y fieles. Ese es el comienzo de un buen gobierno. Bajo esta premisa, sucinta y contundente, es que, finalmente, debemos evaluar la composición del próximo gabinete.
(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)