Además de ser la única isla habitada de La Pampa resulta un emblema de soberanía provincial porque fue la razón de un litigio territorial con Río Negro, que la pretendía y hasta la incluía en sus mapas. Pertenece al departamento Puelén y está bajo jurisdicción de 25 de Mayo. Es una silueta verde y alargada entre dos brazos del río Colorado (o Colileufú) convertida por sus moradores en vergel: plantaron alamedas, cavaron acequias donde el agua canta y siembran forrajes y pasturas para sus animales.
Isla Grande o Isla Cevasco por la familia que allí reside desde hace casi 60 años, se encuentra ubicada al suroeste de la provincia, a unos 50 kilómetros de 25 de Mayo, frente al paraje Gobernador Ayala. Los mapas del Instituto Geográfico Nacional siempre mostraron claramente que el límite pasaba por el lado sur y la incluían dentro de La Pampa. Por eso los Cevasco siempre se reivindicaron pampeanos y apoyaron la posición de La Pampa en el litigio, a pesar de que su el único acceso sigue siendo un puente artesanal de hierro que los comunica con la ribera rionegrina.
«Ese puente fue levantado sobre el brazo más angosto del río» advierte Claudio Ullman, director de Turismo de 25 de Mayo. Investigador y estudioso de la historia de su pueblo, gestionó varias veces «un acceso desde la ribera pampeana. Si bien un puente sería costoso, existe una cuestión de soberanía que lo justifica, ya que es un territorio en disputa», advirtió. De todos modos, a falta de un puente «podría servir una balsa conectada a un riel desde la ribera. La familia siempre quiso un acceso desde La Pampa y eso es un proyecto viable», dice.
Además de los gobiernos municipal y provincial realizó «gestiones incluso ante Pluspetrol» pero fue en vano. Aún hoy, después de tantos años de litigio, para llegar a la isla pampeana hay que cruzar el Puente Dique y dirigirse por caminos rionegrinos en dirección a Peñas Blancas y Valle Verde.
Territorio en disputa
La cuestión limítrofe con Río Negro involucró a la isla en la década del ’70, cuando hubo un debate sobre la propiedad de esa lonja de 1.700 hectáreas. Una Comisión de Límites entre ambas provincias dispuso «la creación de una Comisión Especial para que estudie la fijación de los territorios y se expida», informaban los diarios rionegrinos de la época.
En 1997 el conflicto mostró un episodio de beligerancia entre ambos gobiernos cuando el presidente de la Comisión de Límites de Río Negro, Rubén Dalto, envió a la Legislatura un proyecto de ley que reivindicaba la potestad de esa provincia sobre esa isla y proponía un mapa corriendo la línea limítrofe hacia el norte, para dejar a los Cevasco dentro de su territorio.
El funcionario argumentaba la necesidad de expedirse «en defensa de los territorios de nuestra provincia de aquellos que, por error o ignorancia, se creen con derecho a detentar una porción de suelo que por derecho nos corresponde».
En esa misma época y a propósito del litigio con Río Negro, el gobernador Rubén Marín y el Ente Provincial del Río Colorado otorgaron a la familia Cevasco la titularidad de la isla, inscribiendo sus tierras en el Registro de la Propiedad Inmueble. Un acto de justicia.
Esfuerzo y tesón
Claudio Ullman recuerda que en la década del ’60 «Edgardo Cevasco e Isabel Caukoz llegaron a esta zona» del departamento Puelén con intenciones de afincarse y tomaron posesión de la isla, que se encontraba deshabitada desde la Crezca Grande (1914) cuando «sus pobladores originales fueron literalmente barridos por esa masa de agua y barro». Confinados en su isla paradisíaca los Cevasco levantaron su casa, formaron una familia y trabajaron hasta convertirla en próspera granja.
El suelo generoso aún conserva restos de sauces y tamariscos que los Cevasco encontraron al arribar, los múltiples senderos de la isla y sus instalaciones son mudo testimonio del trabajo realizado.
«Toto» Cevasco murió en 2001 y fue enterrado en la isla, sobre un pequeño médano cerca de la casa donde siguen visitándolo su esposa Isabel (86 años), hijos, nietos y sobrinos. En julio de 2007, mediante una Ordenanza, el Concejo Deliberante de 25 de Mayo autorizó ese enterramiento.
Con 86 años, su viuda Isabel sigue viviendo en la isla con su hijo Oscar y su nieto Matías, quien apuesta a desarrollar un emprendimiento turístico en Isla Grande para sumarlo a las Huellas de 25, el ambicioso proyecto que con tanto esfuerzo intenta impulsar Ullman.
Sus hermosos paisajes y la gran diversidad de recursos naturales convierten a la isla en un punto muy singular de nuestra provincia. Hay médanos y dunas pero también acequias, arroyos y río: un escenario ideal para realizar actividades como trekking, cuatriciclos cabalgatas, canotaje y safaris fotográficos.
Además de algunos animales domésticos, en la isla hay avestruces, guanacos, zorros, liebres mara, peludos, ciervos colorado y dama y muflones. La familia «está trabando mucho, abriendo senderos, renovando instalaciones y buscando sumar servicios» comenta Ullman. Sin embargo, les falta un acceso que los comunique con La Pampa, impedimento importante para desarrollar su iniciativa desde nuestra provincia.
La única isla habitada de La Pampa sigue esperando un puente con su provincia, lo necesita para saber que, por más sola y aislada que se encuentre, no olvidamos.