Un equipo de científicos de la Fundación para la Conservación de las Jirafas, con sede en Windhoek, Namibia, encontró recientemente dos jirafas que poseen un extraño tipo de enanismo. Las jirafas fueron halladas en Uganda y Namibia y los resultados de su estudio fueron publicados en la edición de diciembre de 2020 de la revista científica BMC Research Notes.
Los principales autores de la investigación, Michael Butler y Emma Wells, han determinado que los ejemplares están afectados por displasias esqueléticas, trastornos cartilaginosos o esqueléticos que dan como resultado un desarrollo óseo anormal.
Los especialistas señalan que se trata de un tipo de enanismo muy poco conocido en animales salvajes en libertad y que hasta el momento no había sido analizado en jirafas, salvo pocos casos de ejemplares en zoológicos.
Se trata de una jirafa de nubia (Giraffa camelopardalis camelopardalis) localizada en el Parque Nacional Murchison Falls, situado en Uganda, y una jirafa ahumada o jirafa de Angola (Giraffa giraffa angolensis) divisada en una reserva en el centro de Namibia.
Los expertos se toparon con estos casos particulares cuando realizaban un estudio fotográfico de la población de jirafas en el Parque Nacional Murchison Falls. Allí notaron que uno de los ejemplares jóvenes era claramente diferente a sus pares, con patas notablemente más cortas a pesar de tener lo que parecía ser un tamaño corporal sub adulto.
En un trabajo similar en Namibia, descubrieron una segunda jirafa salvaje con anomalías morfológicas similares, por lo que decidieron profundizar en el estudio de este tipo de alteraciones.
Las jirafas maduran por completo entre los tres y los seis años de edad y pueden llegar a tener una altura de entre 4,6 a 6,1 metros, dependiendo de la especie. Resulta relativamente fácil observar si algún ejemplar presenta alteraciones significativas debido a que las proporciones de las diversas partes del cuerpo de las jirafas están documentadas desde hace años.
A su vez, en esta investigación la identificación de anomalías también fue facilitada por el uso de modernos sistemas de fotografía y medición con ayuda de telémetros láser.
Los autores confirmaron que en ambos individuos se presentaban extremidades proporcionalmente cortas. En el caso de la jirafa hallada en Uganda, determinaron que tenía un cuello más largo del que se podría esperar para un animal de su especie y edad.
Michael Brown señaló que por el momento solo se puede suponer que estos dos casos de displasia esquelética tienen una base genética natural, como suele suceder en algunas otras especies, por lo que se necesitarán más estudios para profundizar en esta problemática.
En humanos, la displasia esquelética más frecuente es la acondroplasia, un trastorno genético que provoca enanismo y se presenta en unos 25.000 nacimientos en promedio, sin grandes variaciones por grupos étnicos o continentes. Las personas afectadas por acondroplasia se caracterizan por tener la parte central de cuerpo relativamente larga en relación con los brazos y piernas más cortas de lo normal.