viernes 29, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Niño pampeano tiene que estudiar en una loma porque no tiene señal de telefonía celular

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Aún en la adversidad, que representa vivir en el oeste en medio de esta pandemia, docentes y alumnos hacen esfuerzos para mantener viva la llama escolar. Así es el caso de la Escuela 99 de Santa Isabel. Allí, una maestra y un niño encarnan uno de los ejemplos de cómo es mantener el contacto educativo y afectivo en tiempos inéditos.





Una de las protagonistas de esta historia es la docente Sonia Ana Lía Díaz, con 27 años de servicio: «era profe de música, pero hace poco me recibí de profesora de nivel primario a fin de 2019 titularicé en la Escuela 99». Ella, movida por la ternura, visibilizó este bello episodio que coprotagonizó con un alumno, subiendo un video a su cuenta de Facebook que se viralizó en la zona. Allí desgrana de cuáles y cómo son las dificultades de mantener en ejecución el plan educativo en medio de ésta situación, que cambió absolutamente el paradigma de nuestras vidas, publicó el diario La Arena.

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Sonia explicó ayer llegado el momento que el Estado dispusiera las medidas preventivas obligatorias, la familia de uno de sus alumnos, Jeremías Gonzáles Ordienco (7 años) decidieron afrontarla en un puesto rural ubicado a unos 30 kilómetros de Santa Isabel, «cerca del límite con Mendoza». Y, desde allí, el niño accede al material que le envía vía celular, y del mismo modo hace las devoluciones de las actividades.

No es fácil la comunicación. La familia está encargada de un puesto que atiende a dos propiedades. «Donde están no hay señal, debe ir a caballo, siempre acompañado por su madre o su padre, unos cuantos kilómetros hasta el establecimiento ‘La María Auxiliadora’. Allí en una loma hay un poco de señal», explicó Sonia.

En los intercambios utilizan videos. Jeremías mandó varios, siempre sobre una loma medanosa alfombrada por olivillos. «Hola seño, estoy acá en el campo. ¿Qué estás haciendo? Quiero mandarle saludos a mis compañeros», dice candorosamente. En otro se lo ve diciendo: «Seño, mirá qué hago de gimnasia», mientras rueda médano abajo en medio de risas y levantando una polvareda.

Una tercera imagen muestra a Jeremías, montado en su caballo, con su cuaderno en la mano, entonando una canción infantil. «Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a llamar a otro elefante. Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a llamar a otro elefante», enunciaba mientras el viento azotaba las hojas y complicaba el audio con sus silbidos.

«Peludo» y «Jere»

La maestra santaisabelina, aunque oriunda de Victorica, es la persona más autorizada para relatar este episodio dentro de la comunidad educativa que integra. Ella le dio máximo sentido al video que posteó en su cuenta de Facebook.

«Desde la loma seño, como dice él, ‘ahí tengo señal y puedo hablar con vos’. Así envía videos, con saludos a sus compañeros. También nos hizo conocer, hace un mes atrás, a su mascota preferida: ‘Peludo’, su caballo, el mismo que lo acompaña hasta la loma», cuenta que le dice Jeremías.

Sorprendente imagen de la vida real que parece emular a Juan Ramón Jiménez en su «Platero y yo», esa fantástica obra literaria. «Platero es pequeño y ‘peludo’ tan suave que parece que no tiene huesos», es la primera frase de ese libro.

«Normalmente -Jeremías- va día por medio, a pesar del viento, los días grises que lo han acompañado, pero es evidente que su responsabilidad esta primero. En este momento estamos leyendo porque les cuesta, entonces la seño envió canciones para cantar en familia luego leerlas y escribirlas. Aquí Jeremías con su caballo y su canción», concluyó la docente.

Hay más chicos

Sonia contó que hay varios alumnos más en la misma situación que Jeremías. «Es complicada la comunicación. Algunos lo hacen por celular, computadora, y otros cuando sus papás vienen a Santa Isabel para comprar insumos. Es decir cuando pueden», aseguró.

«En principios se pusieron horarios, pero la realidad supera todo. Así que, en mi caso, para nuestros alumnos no hay horarios ni fines de semana ni feriados. Estamos dispuestos a ayudarlos a hacer los deberes ó resolver consultas a toda hora, cuando ellos puedan. En mi caso estoy dedicada a eso. Son tiempos en los que hay que consciente de las urgencias con que vivimos», concluyó Sonia Díaz.

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